Capítulo 30: Sinsajo Herido

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- No puedo quedarme aquí. Si quieren que siga siendo el Sinsajo, tendrán que enviarme a otra parte -digo, tratando que no se note mi dolor por el estado de Peeta.

- ¿Y adónde querrías ir? -pregunta Coin con el rostro impasible aunque detecto cierta suspicacia en su voz.

- Al Capitolio -declaro, porque es el único lugar donde me queda algo por hacer.

- Seguro, cielito -espeta Haymitch sarcástico.

- No es posible hasta que aseguremos los distritos -señala Plutarch-. La buena noticia es que los enfrentamientos han terminado casi por completo en todos, excepto en el 2... es un hueso duro de roer.

- Envíenme al 2 entonces.

Coin y los demás tienen razón. Primero debemos asegurarnos el control total en los distritos y luego tomar el Capitolio. Voy a despedirme de Prim y mamá, que me ven partir con resignación una vez más. También me despido de Johanna, que está hospitalizada por una crisis nerviosa y, por último, de Annie más Finnick, que ha decidido quedarse con su novia. No tengo valor para ir a ver a Peeta. 

Cuando llego al campamento rebelde en el 2, me reencuentro con Boggs, Jackson y varios soldados conocidos que llegaron hace un par de días. Por la tarde y al otro día me llevan a recorrer el lugar; es un distrito grande según recuerdo de la gira, aunque en esa ocasión y ahora, sólo pasamos por los puntos principales. No tiene un único pueblo con un barrio de trabajadores de las canteras, como el 12, sino que es un conjunto de varios pueblos y en cada uno hay una zona de obreros. También visito a los heridos y subo a hablar a un improvisado escenario para arengar a las tropas, todo queda registrado para las propos, el equipo de filmación me acompaña a todas partes, junto con Effie y Haymitch. Mi asesora de imagen vino después de muchos ruegos ya que no quería por nada del mundo exponerse al peligro de la guerra; sin embargo accedió cuando se dio cuenta que allá en el 13 no tendría mucho que hacer sin mí. Al principio Effie tampoco hacía caso del horario y se quedaba encerrada en su compartimento, lamentándose por no poder seguir con su vida de antes. Haymitch me ayudó a convencerla de venir porque se han vuelto muy unidos, lo que resulta anecdótico, tomando en cuenta que en mis primeros Juegos ambos apenas se toleraban mutuamente. Supongo que estar en el 13 ha sido un brusco balde de agua fría para ella y debe ser más fácil de tolerar acercándose a un rostro conocido. 

Huelga decir que me siento sin ninguna privacidad ya que al menos ocho o nueve personas me siguen para todos lados en forma permanente: dos guardaespaldas, los cuatro miembros de filmación, mi mentor, Effie y Boggs, cuando no está en alguna reunión. Por seguridad, asimismo, me informan que pasado mañana cambiamos de campamento. Ignoramos si el Capitolio está al tanto de mi presencia acá, pero como el apoyo al gobierno es profundo, mejor tomar precauciones. Al amanecer partimos a mi nuevo destino que resulta ser una semi abandonada zona donde vivían trabajadores de las canteras, los que quedan, unos seiscientos de casi el triple, son todos aliados, forman parte de la resistencia rebelde y son claves para intentar penetrar el Hueso. 

Una gran cadena montañosa bordea el 2 por el lado que limita con el Capitolio, sin embargo, casi al centro del distrito hay una gran montaña isla que por fuera parece una más de tantas... por dentro es una fortaleza militar. La apodamos el Hueso por el comentario de Plutarch. Cuando el Capitolio perdió el bunker, el arsenal nuclear y todas las instalaciones del 13, quedó sin una parte importante de su protección; tenían armas y ejército en otras instalaciones, pero nada comparado con el fortín que era y que es ahora el 13. Necesitaban desesperadamente otro refugio. Así que después de los Días Oscuros, el gobierno puso sus ojos en el distrito 2, porque aparte de proteger al Capitolio con su barrera montañosa natural, estaban las viejas minas subterráneas y el Hueso. Por fuera parece una montaña común, con rocas y vegetación agreste, con un par de túneles que guiaban hacia las canteras. Por dentro, sin embargo, tenía enormes espacios cavernosos de los que ya se habían extraído bloques de piedra para construcción. Incluso ya tenía una provisoria línea de ferrocarril para sacar los bloques y para transportar personal, llega hasta la plaza principal del distrito, donde Peeta y yo estuvimos en la gira. Así que el gobierno instaló aquí su nueva fortaleza, mejorando, ampliando y reforzando la infraestructura en secreto, operando con personal militar y civil bajo silencio absoluto, incluso para los habitantes del 2 ajenos a las instalaciones, el Hueso es sólo una cantera más entre otras. Los trabajadores del Hueso tienen un riguroso contrato que les prohíbe comentar siquiera a sus familias sobre su verdadero trabajo dentro de la montaña. El único inconveniente del Hueso es el terreno propenso a deslizamientos de tierra, aluviones y avalanchas. 

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