Capítulo 20: Segunda Fuga

774 55 7
                                    



Sentimos pasos que vienen hacia nuestra carpa. Seguramente, vienen a comprobar el daño que nos han hecho ver a Peeta y Annie colaborando para el enemigo.

- ¡No los hemos visto! -exclama Finnick agarrándome con fuerza por los brazos.

- ¿Qué?

- No hemos visto la propaganda de Snow... sólo la propo del 8. Después tuvimos que apagar el televisor porque las imágenes nos alteraban demasiado. ¿Lo captas? -me pregunta y yo asiento-. Termínate la cena.

Me recompongo lo bastante para que Plutarch y Haymitch me vean con la boca llena de pollo y col al entrar. Finnick comenta lo bien que salió Gale en cámara. Felicitamos a Plutarch por la propo, dejamos claro que era tan impactante que tuvimos que apagar el televisor justo después. Parecen aliviados. Nos creen. Nadie menciona ni a Peeta ni a Annie.

Plutarch se retira pero mi mentor se rezaga preguntando por segunda vez si estoy bien, como si sospechara que no le digo la verdad. Decide quedarse "por si tienes pesadillas en la noche", nos anuncia y no me gusta nada la idea, pues Finnick vendrá a medianoche por mí. Entonces Plutarch lo llama y Haymitch sale de la tienda unos instantes. Instantes que mi amigo aprovecha de poner un poco del licor blanco que sustrajimos de su casa en una cantimplora, luego abre las cápsulas y echa el polvo dentro, rellena con más licor y agita un poco para mezclar todo. A pesar de lo estrictos que son, no nos revisaron nuestros bolsos. Haymitch vuelve a entrar cuando Finnick finge tomar de la cantimplora.

- ¿A qué no adivinas lo que te traje de tu casa, querido Haymitch? -le dice, con un tono demasiado zalamero para mi gusto.

- ¿Qué cosa? -gruñe Haymitch no muy convencido.

- Toma y comprueba tú mismo -le extiende la cantimplora sonriendo.

Haymitch huele con recelo, luego mira perplejo a Finnick, como si no se lo pudiera creer... luego se empina la cantimplora y bebe el contenido de dos largos sorbos, sin chistar. Ha caído en la trampa. Y de pasada manda al tacho el tratamiento para desintoxicarse; me siento un poco mal por hacerle esto a mi mentor, pero no veo otra alternativa para quitarlo de en medio.

-  ¿Y por qué no me dijiste antes que tenías licor? -pregunta, luego de beber con ansiedad, limpiándose la boca con la manga de la camisa.

- Este... se me había olvidado... mi cabeza todavía no está bien -se justifica Finnick, fingiendo un aparente olvido, entonces yo lo respaldo señalando:

- Es por esta estúpida conmoción cerebral, ya sabes... se nos había olvidado.

Haymitch se sienta en una silla cerca de mi cama, a un costado. Finnick y yo nos miramos expectantes sin decir nada; conociendo a Haymitch como lo conozco, sé que se necesitan más de dos tragos de licor blanco para tumbarlo. Sin embargo, el alcohol más los calmantes serán suficientes, si me hacían dormir por horas. Finjo tener sueño y bostezo mucho. "Bien, me voy para que la Bella Durmiente descanse", dice Finnick sonriendo y cerrándome un ojo, me da un abrazo y me susurra al oído que finja dormir y que vendrá a sacarme pronto. Es obvio que la Bella Durmiente no seré yo esta vez, mi mentor sí que está empezando a bostezar mientras me comenta de los enfrentamientos en los distritos. En unos cinco minutos está cabeceando, luchando por no dormirse. Diez minutos más y está roncando como un poseso. Empieza a tambalearse dormido en la silla y de repente se desploma en el suelo cual saco de papas. No despierta a pesar del fuerte costalazo. Me levanto para comprobar que duerme profundo: le hablo, lo pellizco, lo remezco y no dice ni mu. Entonces me visto con mi uniforme del 13 y encima de éste el del Sinsajo, tomo todas las medicinas que encuentro en el cajón de mi mesa de noche, vendas y el pegamento azul, las meto en mi bolso, lo oculto bajo el catre tapándolo con una manta y me meto de nuevo en la cama tapándome hasta el cuello, dejando sólo la cabeza visible. Cierro los ojos y me hago la dormida. Ya deben ser poco más de las once de la noche.

Sinsajo HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora