Alertada por el conjunto de respiraciones sobre mi cabeza, soy consciente que estoy siendo observada. No necesito mirar, sé que son muchos, pero ignoro qué aún son. Ignoro también cómo llegaron sin que los sintiéramos... o tal vez ya estaban aquí mientras descansábamos y no nos dimos cuenta por el ruido de nuestra propia conversación. Pero ahora los oigo aunque no murmuren ni griten, me basta con sentir la masa cálida de cuerpos en los árboles, tal vez mi oído reconstruido funciona mejor de lo esperado. Me deslizo lo más silenciosamente posible, sin mirar hacia arriba, y le paso el cuenco a mi aliado. Mientras bebe, le advierto sin hablar siquiera, le toco el brazo y señalo hacia los árboles con la cabeza. Ambos levantamos la mirada con mucha cautela, hay criaturas que interpretan cualquier contacto visual como una agresión. No son cinco ni diez, son muchos monos anaranjados, el par que vimos hace rato era al parecer un mero comité de bienvenida.
Despierto a Peeta primero, empiezo a remecerlo muy suave y, antes que abra los párpados y la boca, le pongo mis dedos sobre sus labios haciendo un susurrante "sshhh", con la otra mano libre, para que no haga ruido. Me mira confuso por unos instantes pero enseguida entiende mi gesto y se despereza en silencio. Ahora el desafío es alertar a los tributos del 11 sin aspavientos. Seeder murmura medio dormida cuando Finnick la remece pero la hace callar tapándole la boca... Chaff no sólo ronca, si no que al hablarle al oído que estamos en peligro, se levanta de un salto con garrote en mano dispuesto al ataque. Por un segundo entro en pánico pero los monos aún siguen en los árboles. A través de gestos lo hacemos callar y quedarse quieto. Odair y yo apuntamos con disimulo a los simios que balancean sus brazos, sentados en las ramas, y que nos observan, como si esperaran una señal para atacar. Levantamos nuestras armas de la arena y nos incorporamos despacio, excepto Peeta, aunque sé que intenta con todas sus fuerzas ser sigiloso, nunca ha sido su mejor punto, ni siquiera cuando tenía dos piernas buenas; tropieza y deja caer su machete. Al recogerlo y pararse, mira por un segundo a las criaturas y eso basta para desencadenar su furia. Los monos se lanzan chillando sobre nosotros.
Rápidamente formamos un círculo, enfrentando a los monos, que saltan y se deslizan por las ramas como si estuvieran engrasadas. Muestran los dientes y garras muy afilados, el pelaje del cuello erizado, saltan y se mueven tan rápido que no pueden ser monos de verdad. "¡Mutos!" grito a los demás, mientras acuchillamos, ensartamos y atravesamos sus cuerpos. Chaff les da de garrotazos, matándolos de un golpe o lanzándolos lejos, Peeta los acuchilla y da de machetazos. Finnick los ensarta en el tridente como si fueran peces y los va tirando a un lado, Seeder dispara un dardo tras otro y cuando se le acaban, le saca la daga a su compañero y la entierra en los monos. Yo derribo uno tras otro, apuntando a corazones, ojos o garganta, para que cada tiro sea mortal. Sin embargo, me quedo sin flechas y un mono se lanza directo hacia Peeta. "¡Dame tu arco y flechas!", le grito a mi esposo pero no puede hacerlo sin soltar sus armas, quedando indefenso unos segundos. Yo me lanzo lo más ágil que puedo a cubrir a Peeta con mi cuerpo, pero el simio es mucho más veloz y sé que no lo lograré... pero ella sí llega a tiempo. Sale de la nada, levantando los brazos se coloca delante de mi esposo y recibe el impacto del muto que le clava sus colmillos. Sigo desarmada, en el suelo junto a mi marido, cuando siento el cuerpo de Seeder cubriéndome de un ataque que no vi venir por proteger a Peeta. Finnick y Chaff están tan ocupados matando monos, que no alcanzan a reaccionar. Peeta se levanta acezando y acuchillando en el aire pero los monos se retiran, retroceden hacia el interior de la jungla como si los llamaran los vigilantes. Ha terminado su ataque.
La drogadicta del 6, que se lanzó a abrazar al muto que iba directo a Peeta, yace en el suelo, con las pupilas dilatadas y boqueando como pez fuera del agua. Entonces veo el cuerpo de Seeder, tendido cerca de mí. Me arrodillo a su lado; tiene cortes en brazos y piernas, que sangran en abundancia, pero el daño más importante está en el cuello, los orificios que desgarraron arterias vitales. Respira con dificultad y le tomo la mano.
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Sinsajo Herido
FanfictionKatniss y Peeta ya son marido y mujer, van juntos al Vasallaje de los Veinticinco y enfrentan la muerte una vez más. Ahora tienen aliados y juntos enfrentan los peligros en este nuevo campo de batalla. Además, entre medio de la lucha, los amantes tr...