Una cita con preocupaciones

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Cuando salió de su casa para ir con Shoyo nunca pensó que su madre iría llegando a casa.

Su reacción fue de sorpresa pero antes de que pudiera decirle algo Tobio salió corriendo.

— Se me hace tarde – se excusó.

Corrió lo más que le permitieron sus estúpidos zapatos de meter que no servían muy bien para eso y entonces también comenzó a darse cuenta que toda persona que se encontraba se le quedaba viendo.

Llegó temprano a la estación para esperar a Shoyo, pues irían a Tokio. Kenma había insistido que los arcades allá eran mejores y quería ir aunque fuera lo último que hicieran.

Sentía que las miradas estaban quitandole el aire, que todos estaban hablando de él...

Odiaba esa sensación porque normalmente no le ocurría eso, era una persona muy confiada.

Le decían el Rey por confiado y egoista... ¿Donde estaba aquello ahora que las miradas se encontraban sobre él?

Cerró los ojos por un momento hasta que sintió un abrazo repentino.

— ¡Tobioooo! ¡Te ves genial! ¡¿Donde conseguiste todo?! ¡Me encantó! – gritó para luego darle un tierno beso en los labios.

— Uh... Noya-san me ayudó a conseguir todo... Quería verme... Bien para ti – respondió algo apenado.

— ¡Waaaaa! ¡Genial! ¡Gracias! – dijo abrazándolo de nuevo.

— Ya, ya. Debemos irnos pronto o no llegaremos – dijo Kageyama poniendo su mano en la frente de Hinata para después empujarlo y lo dejara de abrazar.

— Tonto, Kageyama, tonto – se quejó el pelirrojo.

— Mira quien está hablando, idiota – contestó con media sonrisa.

Amaba que pudieran seguir siendo así aún estando juntos.

Una vez en el tren Shoyo le contaba varias cosas de un partido que había visto en televisión y que quería poder hacer más cosas próximamente. Sin embargo, notó que su novio parecía ponerle solo la mitad de la atención.

— ¿Estás bien, Tobio? – preguntó preocupado.

— Um... Bien... – dijo sintiendo el peso del mensaje de su madre que decía "Debemos hablar en cuanto llegues de Tokio".

— Eres terrible mintiendo – se quejó el pelirrojo cruzando los brazos con un puchero.

— Pensé que mamá regresaría más tarde pero cuando ella llegó yo salí y huí... No quise decir nada... Ahora siento que será un problema regresar – admitió finalmente.

Shoyo tomó su mano sonriendo.

— Por lo que he visto y me has contado... No creo que se enoje contigo por esto, querrá saber porqué no le dijiste – le dijo tratando de calmarlo.

— Probablemente... Pero no sé cómo hablar al respecto... – dijo Tobio un poco nervioso.

— Ni yo sabía como decirlo... Pero creo que si lo explicas como tú te sientes.

Kageyama solo asintió pero no quiso hablar más al respecto.

En cuanto llegaron Kuroo y Kenma ya los estaban esperando.

— Oh finalmente llegaron, queríamos estar aquí para que no se perdieran, cuervos pueblerinos – dijo Kuroo sonriendo.

Hinata los saludo con mucha emoción mientras Tobio solo dijo un tímido "Hola" porque temía un poco que dijeran algo de como vestía... Pero claro, aquello era Tokio.

— Me gusta tu falda, ¿donde la compraste? – preguntó Kenma con videojuego en mano y caminando lento para no caerse.

— Oh... En una plaza de Miyagi – respondió sonrojado.

— Pensé que la abrías pedido en línea... Tendré que ir a esa plaza algun día – dijo finalmente ganando aquel nivel.

— ¿También te gustan? – preguntó tartando de no sonar tan sorprendido.

— Um, son prácticas en calor y son lindas – respondió con la lógica que alguien como Kenma podía usar.

Decidieron que primero irían al cine, dejaron que prácticamente Kuroo escogiera la película debido a su insistencia.

Compraron palomitas, dulces.y refresco. Sabían que si los vieran sus entrenadores los matarían pero estaba bien de vez en cuando romper reglas.

Al único que parecía interesarle la película era efectivamente al mayor, Kenma lo veía con una sonrisa tonta porque amaba verlo tan feliz.

Hinata decidió molestar un poco a su novio con ciertos mimos que sabía que no toleraba muy bien. Incluso pensó que le gritaría "¡Hinata idiota!" pero se controlaba bien debido a que no quería molestar a la demás gente.

Para detener aquello Kageyama optó besarlo, eso siempre funcionaba bien. Aunque aquel beso lo sintió incluso más intenso, el pelirrojo incluso había puesto una mano sobre su pierna. Lo paró casi de inmediato.

— Si haces eso tendré problemas – le dijo al oído.

Shoyo solo rió bajito y regresó a ver la película.

— Kuroo, fuiste el único que disfrutó de la película – dijo Kenma una vez salieron.

— Claro que no, tú también te divertiste – lo acusó.

— Claro que no.

— Que sí.

— No.

— Sí. Aunque... Chibi-chan estuvo más entrentenido en algo más – agregó esta vez.

Shoyo se sonrojó tomando mejor a lo que quedaba de refresco sin decir nada más.

En cuanto al Arcade todo se convirtió en intentar ganarle a Kenma en algún juego. Cosa que definitivamente fue imposible.

Aquel chico cambiaba demasiado cuando jugaba dispuesto solo a ganar sin importar quien fuera.

Tobio y Shoyo tuvieron que irse al rededor de las 5 pm para no llegar tan tarde a sus respectivas casas.

— ¿Seguro que no quieres quedarte hoy en mi casa? – preguntó Hinata mientras estaban en el tren.

— No, supongo que será mejor terminar con esto de una vez – admitió su novio.

Los nervios seguían ahí pero sabía que no podría huir de su madre toda la vida.

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