Confianza al 100%

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Desde que habían conocido a Tsukishima Kei... Todo había sido un dolor de cabeza. Aquel estupido megane de 1.88 lo primero que había hecho era burlarse de la estatura de Hinata.

Pero eso no le molestó tanto al pelirrojo como el hecho de que comenzó a decirle Rey a Kageyama.

Si bien Hinata creía que era un apodo genial, aquel chico le había pedido que no lo llamase así... Y eso era sagrado para él.

¿Cuantas veces había dicho que no le llamasen Saori? Que su nombre era Shoyo...

— ¿Sabes por qué le llaman así? – comenzó a decir Tsukishima — Fue un apodo dado por sus mismos compañeros, un rey egocéntrico y dictador.

Kageyama había chasqueado la lengua pero no había gritado y peleado como solía hacerlo...

— Sí, mi equipo pudo darme la espalda en ese entonces... Pero decidí ya no ser así – aseguró Tobio con tranquilidad.

— De todas formas... Eso fue en la escuela media, ¿no? Ahora yo estoy aquí – dijo Hinata con una sonrisa.

— ¿Eh? – preguntó Kageyama extrañado por aquella declaración.

— No me iré a ningun lado, golpearé todas los balones que me des – declaró entonces.

— De acuerdo, entonces hagamos una competencia tres a tres – propuso el capitán, quien escuchaba su conversación atentamente.

Y aquel partido fue todo un cambio para Tobio... Aquel chico pelirrojo había confiado demasiado en él, había golpeado el balón cerrando los ojos...

— ¡¿Puedes confiar en alguien al 100%?! – le gritó sorprendido.

— ¡No sé como no confiar en ti! – respondió Shoyo.

Aquella frase hizo que se sonrojara y se sintió feliz.

Tal vez incluso eso fue lo que hizo que tuviera la fuerza para seguir y ganar.

En cuanto terminó el partido Hinata se dejó caer en el piso debido al cansancio. Más que el cansancio había otro problema más en él y es que había sido demasiado terco...

Sabía que no debía utilizar el binder para hacer ejercicio pero le daba pena utilizar el braciere deportivo... Se vería demasiado su busto y eso le molestaba demasiado.

— ¿Estás bien? – preguntó Tobio acercándose.

— No realmente... – admitió Hinata aún en el piso.

— ¿Puedo hacer algo? – siguió el pelinegro.

— Hmmm... No realmente... Solo ayudame a pararme – le pidió.

Así lo hizo, pero parecía que el pelirrojo no podía ni respirar bien.

— ¿Qué pasa, Hinata? – volvió a preguntar Kageyama.

— Eh... ¿Sabes... Lo que es un binder? – preguntó en voz baja.

Negó con la cabeza, Shoyo se acercó a su oído y le susurró la respuesta. Se sonrojó de nuevo.

— Bueno... Se supone que no debo hacer ejercicio así...

— ¡¿Y por qué lo traes entonces idiota?! – le gritó.

— ¡Por qué no quiero que todo el mundo sepa! – le gritó de regreso.

— ¿Ahora cual es el problema? – dijo Suga acercándose cuidadosamente.

— Nada... No es nada – contestó Hinata.

— ¡Claro que es algo! ¡Debes ir a cambiarte ahora mismo! – insistió Kageyama.

— No estoy entendiendo nada... – se quejó el mayor.

Hinata se sonrojó, pero... Supuso que Kageyama tenía razón y debía haber confianza en todo el equipo ¿cierto?

— Yo... No me quité el binder para hacer ejercicio y creo que me lastimé – confesó finalmente con la esperanza de que no se comprendiera.

Pero los ojos de Suga fueron de sorpresa.

— ¿Por qué te lo dejaste puesto? Eso puede ser peligroso, ve a cambiarte ahora mismo – le ordenó.

— Pero... – comenzó a quejarse Hinata, realmente no quería que todos supieran.

Pero los ojos serios de Suga daban el mismo miedo que Daichi enojado, así que no tuvo de otra.

Parecía ser que su secreto no podía ser guardado siempre...

Secreto | Terminada | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora