Secreto | Terminada |

La luna es hermosa

No habían podido hablar respecto a su relación porque pronto el profesor Takeda les avisó de su entrenamiento en Tokio... Y eso significaba una cosa:

Tenían que pasar sus exames.

Así que se encontraron buscando quien les ayudara, entre la nueva manager del club y entre ellos dos estudiaron.

Así aquel día Kageyama se encontraba en la casa de Hinata, se quedaría a dormir y estaba nervioso.

Quería hablar al respecto con el pelirrojo pero no sabía si en ese momento sería oportuno o arruinaría las cosas.

Se encontraban en el patio de Shoyo, hacían pases mientras se preguntaban cosas de su examen más próximo. Tobio detuvo la pelota por un momento, volteando a ver la luna llena que les daba luz.

— La luna es hermosa, ¿no crees? – dijo sonrojado.

Hinata se sonrojó... No estaba hablando de la luna de verdad ¿cierto?

— Sí lo es... – contestó sonriendo.

Se sintió adentro de aquellos estupidos doramas que siempre había visto y no podía creer que Kageyama hubiera usado esa frase.

El colocador se había acercado a él.

— Shoyo... ¿quieres... Ser mi novio oficialmente? – preguntó finalmente.

— Sí... claro que quiero – dijo feliz.

— Po...podemos... ¿Podemos ir adentro?

El pelirrojo asintió, sabía la razón de aquello.

En cuanto entraron al cuarto y Hinata cerró la puerta Kageyama lo besó.

Había sido un beso totalmente diferente, más intenso... Tobio se había hecho para atrás hasta sentir la cama y se sentó haciendo que Shoyo se sentara en sus piernas.

Continuaron por un tiempo más hasta que Kageyama se detuvo.

— Si continuamos así estaré en problemas... – admitió apenado.

— De acuerdo – dijo Hinata riendo, era lo único que agradecía de su cuerpo, que ciertas cosas no se notaban en él — Puedo... ¿Puedo preguntarte algo? – continuó.

— Claro, momento de preguntas y respuestas – dijo Tobio haciendo una seña que era mejor acomodarse en la cama de otra forma no tan juntos.

— Cuando me conociste... ¿Te causé conflicto? Quiero decir... Pude ver que te puse nervioso desde ese día... pero... Pues... Iba vestido muy... – Hinata no pudo terminar la frase, un escalofrío le pasó por la espalda.

Kageyama se recostó pensando en la respuesta.

— Un poco, quiero decir... Aún así me pareciste lindo. Me daban ganas de tocar tu cabello largo y hasta la fecha sigues oliendo muy rico a durazno... Y sabes a eso. Pero supuse que debía haber algo más y cuando supe... Me di cuenta que tal vez mi corazón lo supo de inmediato – dijo finalmente.

— Y... ¿No te molesta... Ya sabes... Mi cuerpo? – preguntó ahora.

— ¿Por qué me molestaría? Tal vez no es igual al mío pero no tengo problema en eso. Aparte ya te vi una vez... – dijo recordando aquel accidente en el baño.

— ¡Oy! ¡Idiota! Eso fue un accidente! – se quejó Hinata escondiéndose.

Kageyama rió, verlo así era divertido.

— De acuerdo... Solo que... No creo poder olvidarlo aun así – admitió.

— ¡Ya! ¡Bastaaaa! – gritó lanzandole una almohada.

Tobio rió aún más y siguió molestándolo.

Sin embargo, aquello terminó porque la pequeña Natsu había ido a gritarles que se callaran porque había clases al día siguiente.

Ambos se disculparon aún entre risas, aquello pudo salir mal si se hubieran besado después.

Era mejor que durmieran, aunque decidieron no usar el futón y volver a dormir abrazados.