Secreto | Terminada |

Atsumu

Shoyo había quedado con Atsumu Miya de verse. Había propuesto que se encontraran en algun punto intermedio, pues sabía que el viaje era largo pero había dicho que no importaba e iría él a Miyagi.

Hinata le explicó como llegar a Karsuno, porque había decidido que por primera vez alguien que no fuera Tobio o Suga-san colocara para él.

En cuanto llegó el rubio sonrió y saludo con la mano, casi corrió para estar dónde estaba Shoyo.

— Hola – dijo sonrojandose un poco.

— Hola, Miya-san – contestó el pelirrojo sonriendo.

— Oh... Tu voz – comentó, pues solo habían hablado por mensaje.

Shoyo rió.

— Es genial, ¿no? – dijo divertido de la reacción de Atsumu — Y ni siquiera está del todo bien aún, llevo muy poco tiempo.

— Sí es genial, aunque me gustaba también tu anterior voz... Aunque verte así de feliz es mejor – admitió el rubio.

Shoyo se sonrojó un poco, realmente no se acostumbraba a aquello... Se sentía un poco mal al aceptar los elogios por alguien más... Pero no era nada malo realmente... ¿Cierto?

Antes de poder decir algo más Yachi había llegado por petición del pelirrojo.

— ¡Oh! ¡Gracias por venir, Yachi-san! ¿Podrías ayudarnos? Solo tienes que lanzar el balón a Miya-san – le explicó a lo que aquella chica abrió los ojos sorprendida.

— Oh... Oh... ¡Sí! ¡Claro! – aceptó para luego voltear a Atsumu — ¡Gusto en verte! – agregó nerviosa.

— No tienes porqué estar tan nerviosa, ni ser tan formal – le aseguró Atsumu para calmarla pero parecía que se había puesto más nerviosa.

Ambos calentaron primero para después dar paso a sus intentos.

— De acuerdo, Shoyo... Prefieres hacer ataques rápidos, ¿cierto? – preguntó para conocer un poco más sobre lo que le gustaba al jugar.

— Sí, aunque esos ataques normalmente solo puedo hacerlos con Kageyama – explicó.

— No me subestimes, viste que Osamu y yo también pudimos – le recordó
— Y yo he estado practicándolo mejor para no tener tanto rango de error.

— De acuerdo, intentemoslo – dijo Hinata ahora más emocionado que antes.

Yachi lanzó el balón como solía hacerlo, aunque le dió un poco de miedo equivocarse por la altura del rubio.

Atsumu colocó con aquella precisión suya y Shoyo saltó. Sonrió en cuanto pudo ver perfectamente el balón y golpeó.

— ¡Eso fue genial! – gritó Yachi, ver aquel suceso con alguien más era más impresionante. De repente había pensado que solo Kageyama podía hacer aquello.

— ¡Miya-san! ¡Eres increíble! ¡De nuevo! – le pidió el pelirrojo dando pequeños brinquitos de emoción.

Estuvieron bastante tiempo practicando y cada vez aquello se sentía más fácil, sintió que mejoró incluso en ese corto tiempo.

Y las palabras de Tobio cruzaron su mente "Sus pases son muy fáciles de golpear, es capaz de hacer sentir que estás mejorando".

Ah, debía dejar de pensar en él.

— Miya-san... ¿Quieres ir por algo de comer? – propuso para dejar de pensar en todo.

El rubio aceptó mientras Yachi se despedía porque iría a alguna cita o eso entendió Hinata.

Fue entonces que al estar solos se sintió el ambiente un poco extraño. Shoyo intentó actuar lo más normal posible a pesar de las varias insinuaciones de Atsumu. A veces lograba sonrojarlo pero prefería dejarlo pasar.

— Ah, Shoyo-kun... ¿puedo preguntar algo? – soltó repentinamente.

— Claro, dime – contestó mientras comía un gran bocado de la comida que seguía bien calientita.

— Tú y Tobio... ¿tienen algo...? – le preguntó.

Sabía que varias personas se habían dado cuenta y que ahora que terminaron muchos preguntarían... Pero jamás pensó que dolería tanto.

— No... Ya no... Estuvimos juntos poco menos de un año... Pero terminamos hace poco – explicó, aquellas palabras dolían demasiado... No notó cuando unas lágrimas lo traicionaron.

Atsumu enjugó aquellas lágrimas.

— No tienes que hablar de aquello si no quieres, disculpa por preguntar – dijo dejando una caricia en su cabello.

— Está bien, no hay problema... Disculpa, estoy siendo tonto...

— Shoyo... No es tonto si aún te duele. No hagas a un lado tus sentimientos.

Hinata sonrió auténticamente.

— Creo que tenía una mala percepción de ti, Miya-san.