22. Un Día son Tres Otoños.

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"No sabía a que le podía temer más, si a verte otra vez ó a no verte más. "

Te ilusionas y desilusionas, ya llevaba tantas decepciones que ni me esforcé en girarme... Allison.

- ¿Hoy irás al gimnasio? -preguntó con un tono que realmente no era convincente, cómo si la obligaran a estar con el "rarito".

- Sí... - contesté, y sentí esa mirada sobre mí que ya se había acostumbrado a estar, no me molestaba, era curiosidad, ¿Quién es?.

- Hoy iremos con alguien.- asentí, la verdad me hallaba atrapado buscando esos ojos, esa mirada felina capaz de camuflarse entre las personas y tan a simple vista.

Flash Back*

- Cariño, hijo... Él no despertará porque vayas o no.- dijo ella mientras cambiaba el canal de televisión, siempre había tratado de ser una persona fuerte, creo que eso nos une, más que nada. Sonó tan maternal que me sentí pequeño, tanto así que, valga la redundancia, me sentí caer, por primera vez desde todo esto.

Me tragué mi orgullo, todo lo que fuese posible y me senté frente a ella, cómo una masa, moldeable y aún así, con pedazos de mi desparramados por todas partes.

- Mamá...- se me quebró la voz.- No pienses que dejaré de ir.- dije en un susurro mientras las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Apagó la televisión y me miró triste, esperando a que dijera más, que hablara, pero nada, ni un gesto, ni una señal, no pude. Muy posiblemente estaba enojada, pero la preocupación era muy poderosa, asomó una sonrisa en su rostro.

- Hijo, cariño... Y-yo...- soltó un suspiro y miró sus manos, estaba delgada, desde que estoy así le he puesto doble presión y siento que haría cualquier cosa, para verla sonreír. - Nunca te evitaría ver a quién amas... Lo sabes ¿ No?.- quedé bajo shock, de sobremanera.

- ¿ Eh?- subió la mirada y me miró dolida, tan... Triste.

- No fue necesario nada, no he registrado nada, es simple deducción amor...- continuó su discurso lo más fuerte que pudo, me sentí afligido, sentí que le había tratado tan mal, le había mentido tanto, Dios sabría que ella nunca debería ser la que llorase y menos de esta manera, que la amo cada día, la amo aunque le grite " te odio" , es todo lo único que realmente tengo y todo lo que me queda.

- Lo siento...- lo dije y en sus ojos se encendió una luz que poco a poco se redujo a una expresión, quedé sin diccionario. No habrían palabras, ella se levantó y yo igual lentamente, nos abrazamos cómo hace tanto no lo hacíamos, me sentí libre y ella repetía." No importa"," Está bien " .

Me sentí en paz, estaba tranquilo y sólo pensé: Yo no sabía que era amar, yo recién estaba gateando, y ya decía adiós; no, no puedo, no renuncio a él, no dijo que iba a doler, no lo mencionó cuando me dijo " Hola". No tendría la menor idea, nadie la tenía.

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