Estúpido Weasley. [RON WEASLEY]

Capítulo 24

Pareja del año

Tras haberle gritado a los gemelos a la cara un poco de todo y haberme desahogado, me dirigí a la ducha.

Tardé un buen rato en conseguir quitarme todo el barro del pelo. No me había dado cuenta de que la bomba iba con barro incluido.

Me sequé con la toalla y me puse el pijama. Sin embargo, no fui a la cama. Sino que volví al sillón de la sala común. Este estaba mojado y lleno de barro, así que me senté en uno de enfrente.

Me quedé mirando el fuego hasta que escuché unos pasos detrás de mí. Era Ginny.

Ella se sentó a mi lado y me regaló una sonrisa que yo correspondí.

—¿Dónde está todo el mundo?— la pregunté. La sala común estaba completamente vacía.

—Gracias a tus gritos— me dirigió una sonrisa de complicidad—, la profesora McGonagall se levantó y nos mandó a todos a los dormitorios.

Me reí suavemente y me acomodé mejor en el sillón. Ginny apoyó la cabeza sobre mi hombro.

Cuando ya se me empezaban a cerrar los ojos, miré a Ginny para decirla que teníamos que irnos a la cama ya. Ella estaba dormida.

Se sentía bien tener una amiga como ella. Era extrovertida y no tenía miedo de decirte la verdad a la cara. Quitando eso, era muy cariñosa y muy atenta con sus amigos. Siempre quería vernos felices.

Lo malo era que era una chica con las emociones muy intensas. Si sentía ira, podría estar gritando a cualquiera que se acercase. Si sentía tristeza, podría estar llorando hasta no poder más. Si sentía alegría, podría estar sonriendo hasta que le doliera la mandíbula. Ella mostraba mucho sus emociones. Puede que fuese eso lo que más me gustaba de ella.

Me levanté del sofá, apoyando la cabeza de mi amiga en un cojín y tapándola con una manta. Yo subí a mí habitación.

***

Hoy tenía entrenamiento de quidditch antes del castigo de Snape.

Me fui a los vestuarios del campo y me cambié rápidamente. Había sido la primera en llegar, sin contar con el capitán del equipo: Oliver Wood.

Cada vez estábamos entrenando más y más, ya que los partidos finales se acercaban.

En el último partido que jugamos, un dementor asustó a Harry, el cual cayó al suelo, rompiéndose no sé qué.

Así que Oliver no estaba de humor. Bueno, estaba muy cabreado.

Este fin de semana teníamos un partido contra Ravenclaw. Y sólo nos quedaban tres días, más este, para entrenar.

Wood pitó con un silbato, haciendo que todos los integrantes del equipo que quedaban en los vestuarios saliesen corriendo y se pusieran cerca de mí.

Fred y George se pusieron en la otra punta de la fila. Yo seguía enfadada con ellos por lo de ayer, así que fue una jugada muy inteligente.

Harry se colocó a mí lado y yo le dediqué una sonrisa afable. Él me dedicó otra.

Wood explicó lo de siempre: quedaban pocos días para el partido, debíamos dar lo mejor de nosotros, si perdíamos íbamos a morir entre terribles sufrimientos, debíamos ganar fuese como fuese.

Así que se dispuso a decirnos lo que teníamos que hacer y a dejarnos hacerlo.

Mi fuerte era la velocidad y el ingenio. Pero debía practicar la puntería. Así que Wood me dijo que tenía que tirar a los aros mientras que los gemelos me lanzaban bludgers y debía esquivarlas. No eran las típicas bludgers, sino unas no tan duras para que no me lesionarse antes del partido.