Capítulo 13

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Provocaciones

Esto va a sonar mal.

Muy mal.

Demasiado mal.

Dilo ya, pesada.

Suena muy mal, pero desde que tío Grant se marchó estoy mucho mejor con papá.

Es decir, yo a tío Grant le quiero mucho, pero ahora papá me hacía mucho más caso.

Tío Grant se marchó al día siguiente de la pelea con papá. Se fue por la tarde.

Todo el día fue muy tenso. Papá y tío Grant apenas se hablaban o miraban. Y cada vez que yo abría la boca me chistaban y me mandaban callar.

Estuvimos todo el día en silencio hasta que llegaron las seis de la tarde.

Tío Grant llamó a la puerta de mi cuarto y entró con una maleta. A mí me empezó a temblar el labio de abajo, pero el me envolvió entre sus brazos y me besó el pelo.

Me prometió que vendría en Navidad a vernos. Me prometió que me traería un regalo.

Él me quitó una lágrima con el pulgar y me dio un beso en la mejilla antes de despedirse de papá e irse.

Siempre pensé y pensaré que tío Grant tomó una decisión muy precipitada. Siempre pensaré que deberían haberlo resuelto hablando y haberse dejado de tonterías.

Pero si tío Grant no quería estar aquí solo, supongo que lo mejor que podía hacer era irse con su amigo.

Yo le prometí que le escribiría todos los días, así que al día siguiente de que tío Grant se fuera, le pedí a papá que fuéramos a por libros y demás materiales— entre ellos el pergamino para las cartas de tío Grant— para que él pudiera enseñar y yo pudiera estudiar.

Estaba sentada delante de papá mientras esté me peinaba. Adoraba que él me peinara.

—¿Cómo sabes peinar tan bien el pelo, papá?— pregunté mirándole por encima de mi hombro.

—Todas las mañanas peinaba a tía Lily— sonrió—. Ella tenía un pelo pelirrojo precioso y sedoso. Ella odiaba peinárselo y yo lo adoraba. Intenté peinárselo alguna vez a tía Marlene, pero ella odiaba que le tocaran el pelo. Y si se lo peinabas a tía Mary, como lo tenía rizado, se le quedaba como si tuviera un gato muerto en la cabeza— ambos nos reímos y el suspiró antes de seguir hablando—. También se lo peiné alguna vez a Padfoot— papá siempre llamaba a tío Sirius Padfoot—, pero él lo tenía tan liso y fino que casi no se le enredaba.

Papá se quedó en silencio. Era demasiado obvio que les añoraba a todos.

—¿Y a tío James no le peinabas?— reí suavemente.

—¿Peinar a Prongs?— papá negó con la cabeza mientras esbozaba una sonrisa— Tú tío tenía todo el día las manos en su pelo. Si estaba nervioso, se pasaba la mano por el pelo. Si veía a tía Lily, se pasaba la mano por el pelo. Si jugaba al quidditch, soltaba la escoba para pasarse la mano por el pelo. Si teníamos que correr, cuando parábamos se pasaba una mano por el pelo. Prongs tenía el pelo peinado siempre. Creo que hasta lo tenía peinado al dormir.

—Harry es parecido, papá— aseguré—. Se pasa la mano con el pelo a menudo, pero lo hace de forma automática. Y Nev se peina todas las mañanas, pero al terminar el día siempre tiene algún que otro mechón fuera de su sitio. Y Ginny tiene un pelo precioso, siempre le brilla y está en sus sitio. Después está Lucy, que es pelinegra, como yo. Ella también tiene un pelo precioso. Aunque siempre lo tiene revuelto.

—Me alegro de que hayas hecho tantos amigos, Vicky— papá me terminó de colocar el pelo y me dio la vuelta para que le mirase a los ojos—. Eres una chica maravillosa, no me extraña que tengas tantos amigos.

Estúpido Weasley.   [RON WEASLEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora