Capítulo 29.

74 11 2
                                    

Horas antes de la batalla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Horas antes de la batalla.

Eleonor llegó corriendo a la habitación en la que yo me hospedaba, la piel blanca con la que atravesó el umbral me hizo pensar que las noticias que me traía no eran nada buenas.

Había preparado al pueblo entero para una guerra que seguramente no ganaríamos. Había pedido a mis aliados en las naciones circunvecinas su apoyo y muchos de ellos enviaron a sus mejores hombres, otros a sus mejores naves marítimas, algunos incluso decidieron enviarnos comida para cubrir el desabasto de alimentos para poder tener a nuestros soldados fuertes y listos para la lucha. Como garantía por su ayuda les había ofrecido no solo el apoyo de la corona para sus tierras, incluso había vendido a un par de esclavos para que pudieran trabajarlas. Pero justo en este momento, necesitaba mucho más que soldados para pelear... necesitaba su lealtad.

En tan solo horas se desataría una guerra poderosa de la que no sospechaba ningún resultado ni bueno ni malo.

Eleonor cerró la puerta en cuanto las doncellas abandonaron la habitación. Ella se arrodilló ante mí y comenzó a suplicar que la escuchara antes de matarla. Yo era una simple humana y ella una poderosa bruja, me sorprendía que rogara por piedad mucho antes de darme la explicación de sus lamentos.

La habitación estaba iluminada únicamente por una vela y la luz de la chimenea. El suelo era completamente de roca. Los arcos por los que la luna se hacía camino iluminaban un poco el suelo, pero aún así las sombras en las paredes formaban siluetas que me hacían pensar en todos los demonios que alguna vez enfrenté y aquellos que estaba a punto de conocer. La ansiedad que sentía hacía que las palmas de mis manos sudaran y que no pudiera cerrar los ojos por más de solo minutos.

Tomé mi ballesta, la preparé y con ella apunté a la cabeza de Eleonor.

— ¿Quién es? Dime el nombre y dime por qué sigue viva.

Eleonor se había retirado del castillo después de haber hecho el acuerdo con Maximus sobre una tregua temporal. Tenía como misión investigar qué era lo que tramaba el Rey y quién era la rata que lo estaba ayudando a cumplirla. No había tenido noticias de ella desde la noche anterior. Por lo que comenzaba a pensar que la acusaría de traición.

—Se llama Arwydd —ella se arrodilló—. Es mi hija.

Recordé aquella historia que me contó sobre haber tenido una hija que vendieron injustamente y que además había sido enlazada a un mecenas sanguinario. Me contó la forma en que ella había decidido servirle a la reina y cómo a cambio de sus servicios ofreció asesinar al mecenas. No sabía dónde estaba su hija ahora, pero supongo que estaba a punto de explicármelo.

—Dime la verdad, si me mientes, te juro que te mataré —Eleonor no podía detener un ataque propio de su dueña. Es por eso que muchas de ellas terminaban siendo asesinadas por su dueño cuando estas no cumplían algunos de sus deseos—. No importa si Madre viene por mí después.

DRAKONS: Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora