Capítulo 30.

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No había forma de que tuviéramos el corazón para abandonar a un soldado o a un amigo, es por eso que permanecimos en nuestro sitio, listos para defenderlo en caso de que él estuviera en peligro

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No había forma de que tuviéramos el corazón para abandonar a un soldado o a un amigo, es por eso que permanecimos en nuestro sitio, listos para defenderlo en caso de que él estuviera en peligro.

Pasaron horas antes de que pudiéramos realmente ver algún tipo de cambio en el ambiente. Sahale y yo estábamos sobre nuestros dragones esperando a que Luke apareciera en alguna parte y entonces sucedió, Alana pasó a toda velocidad sobre nosotros.

Rápidamente emprendimos el vuelo detrás de él sin detenernos a preguntar lo que había sucedido. Volábamos a una gran velocidad, pero una bola de fuego que Koré esquivó me hizo mirar atrás.

Debajo de nosotros, destruyendo todo a su paso, cientos de demonios de la noche aparecieron. Como una colonia de hormigas dominando cada espacio de la tierra.

En el cielo había dos dragones persiguiéndonos, imaginaba que eran los rastreadores. Más atrás de ellos un ejército bastante numeroso nos perseguía, sabía que era el gran ejército de Loftus, todos dispuestos a llegar a alcanzarnos y asesinarnos. Ellos estaban encabezados por la reina Dean y el gran rey Máximus.

Volamos tratando de esquivar los ataques de los rastreadores, pero no había velocidad suficiente, ni terrenos con grandes montañas para ocultarnos. Solo había un gran prado a nuestro paso, uno que dividía las tierras de Loftus, y las tierras de nadie.

El aspecto del prado era tenebroso; lucía como una trampa mortal. El agua que corría en el riachuelo que dividía ambas naciones corría furiosa por su canal. Sahale veía con desesperación el resto del camino como si su esperanza de vivir estuviera tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Aún faltaba un tramo muy largo para poder llegar a las tierras del castillo de Reg donde rogaba que nos estuvieran esperando con los mejores guerreros en sus puertas.

Era como si el tiempo se hubiera detenido. Luke gritó algo que yo no logré escuchar, Sahale obedeciendo a una orden que no di, se afianzó de su dragón y siguió su camino hacia Reg detrás de él. Fue entonces cuando lo noté, frente a nosotros, sobrevolando un gran dragón del color del petróleo estaba Rahe.

Ella estaba parada en el lomo del dragón, nos observaba, pero más allá de ello, estaba esperando el ataque de quienes nos perseguían. No sabía desde cuándo poseía a un dragón, mucho menos cómo es que aprendió a volar en uno, pero ella lucía como si estuviera dispuesta a luchar por nosotros, cosa que necesitábamos.

Estaba dispuesto a detenerme, luchar a su lado pero justo antes de hacerlo, un hombre... un hombre al que yo odiaba con cada fibra de mi ser se materializó a su espalda. Ella sonrió y cuando él estuvo a punto de atacarla, ella simplemente se desvaneció.

—¿A dónde vas? ¿No es que querías matarme, pequeña princesa? ¿No teníamos una pelea pendiente?

—Aquí estoy —Shaw volvió el rostro y antes de que pudiera decir más, Rahe apareció detrás de él y le quebró el cuello con velocidad.

DRAKONS: Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora