Capítulo Final.

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El cielo se enrojeció

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El cielo se enrojeció. El prado a mi alrededor se oscureció y la guerra se detuvo. Miré hacia arriba y el sol había dejado de brillar, lo que parecía ser una luna negra tomó su lugar y en cuanto cubrió por completo el sol, un aro de fuego comenzó a encender el contorno de esta.

La pelea entre Shaw y Rahe comenzaba a menguar, pues la princesa se veía distraída por la muerte de su lobo. Con lágrimas en sus ojos ella seguía luchando pero parecía que nada le importaba más. Leyla estaba muerta, su lobo estaba muerto, ella no tenía a nadie.

Shaw la tomó por el cuello y la arrastró hacia el suelo, luego puso una rodilla sobre su garganta y escuché cómo sus huesos comenzaban a quebrarse. Lleno de ira y una fuerza impresionante enterró su mano en el pecho de Rahe y tiró de lo que se encontraba dentro, sacando por completo su corazón.

—¡Rahe! —grité con todas mis fuerzas— ¡Rahe!

Yo corrí hacia donde ellos estaban pero Emilia llegó a ellos primero.

El anillo de fuego en el cielo comenzó a brillar con más fuerza coloreando el prado del color de la sangre.

—Suéltala, hermano...

—¡¿Emilia?! —escuché que Luke gritaba y comenzaba a correr para alcanzar a su esposa— ¡¿Qué estás haciendo?!

—Déjala vivir... —escuché que Emilia decía— ¿No es a mí a quien querías? ¿No es a mí a quien siempre quisiste asesinar? Déjala vivir... regresa eso a su lugar.

—Bien.

—¡No! —gritó Luke en cuanto vio como Shaw tomaba a su mujer por el cuello y lo partía en dos.

Sosteniendo mi espada con todas las fuerzas que me quedaban atravesé la espalda de Shaw. La hoja de Harvir lo cortó hasta que logré atravesarlo. Luke llegó a donde estábamos, se tiró al suelo cerca de Emilia y la arrastró hacia sus brazos.

—Despierta mi amor... despierta... por favor no me dejes —Luke lloraba.

Retorcí la hoja de mi espada y Shaw gruñó cayendo de rodillas frente a mí. Sabía que esto no lo mataría, pero al menos necesitaba intentarlo.

Sahale estaba al lado de Leyla, muertos o inconscientes, la verdad es que no lo sé. Rahe tenía el pecho destazado. Emilia había muerto y Luke lloraba. Shaw gemía pero no podía liberarse del agarre de mi espada. Incrusté más la hoja y este cayó al suelo.

Dean Harp apareció detrás de mí y me puso las cadenas de Selim en el cuello. Me arrastró hacia atrás separándome del cuerpo de Shaw y de Rahe.

—¿Qué estás...? ¿Qué haces?

El agarre de las cadenas en mi cuello me estaba sofocando. Me arrastraron hacia atrás, estiraron mi cabello para que mirara al frente. La reina acercó su boca a mi oído y por la forma en que lo decía, sabía que lo disfrutaba.

DRAKONS: Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora