La noche ameritaba una salida. Una buena opción, esa tan esperada era la de visitar a Cecilia en su casa a modo de sorpresa. Sergio se encargó de planear el momento y dejar a Gabriel en la puerta de su casa.
El timbre sonó dos veces. Cecilia abrió la puerta sorprendida.-¿Gabriel? ¿Sos vos? ¡No lo puedo creer!
- El mismo.Un abrazo sin gracia pero con fuerza lo tomó por sorpresa. Estaba irreconocible, muy atrás quedó aquella chica sencilla y delgada de tez trigueña y cabellos castaños, en su lugar, encontró una mujer de cuerpo trabajado por el gimnasio, senos rellenos de silicona, labios inflados por botox, cabello rubio y maquillaje.
- ¡Estás igual!
-Gracias, pero tú... Has cambiado. Mucho.
- Ya no tengo veinte. Pasó mucho tiempo. Pasemos. Ahora pido algo para cenar. No tuve tiempo de cocinar ¿Querés tomar algo?
- Sí, por favor.Un largo pasillo con olor a humedad los condujo al interior de la sala principal.
- Ponete cómodo. Te traigo un poco de ron o preferís una cerveza, quizás.
- Una cerveza está bien.Unos instantes después Cecilia volvió con dos latas de cerveza heladas, Gabriel, no acostumbraba beberlas asi, consideraba aquello como un gesto superficial y de poca clase, pero aceptó por educación, ya había probado comida
callejera, ahora cerveza ¿Qué más seguía? Pero estaba en un lugar que no era el suyo y debía adaptarse a las costumbres.- ¿Cuándo llegaste?
- Hoy. Al mediodía.
- Sergio me llamó hoy, me dijo que quería verme y eso me pareció raro, pero jamás me imaginé que fueras vos a venir, justamente vos. Hermosa sorpresa me llevé.
- Pues aquí estoy.
- ¿Te quedás mucho tiempo?
- Solo cuatro días. Le debía ésta visita a Sergio y de paso a ver que puedo
llevarme a San Andrés.
-ñ- Llévame a mí también.
- Hablaba de inversiones, algún producto propio de acá.
- Lo olvidé que sos un gran empresario, perdón por no poder ayudarte, soy Psicóloga.
- ¿Cómo vas con eso?
- Bien. Tengo mis días también.
- Como todos, supongo.
- Y contame, estás casado, de novio, algo...
- No. Soy un hombre libre ¿Y tú?
- Bueno yo, acá sola. Un matrimonio fallido de dos años, con cuernos hasta las rodillas y encima con mi mejor amiga, bueno, mi ex mejor amiga.
- Lo siento.
- No pasa nada. El tiempo te muestra quién es quién, definitivamente, no los necesitaba a mi lado, bien falsos los dos. Pero todo se supera.
- Eres una mujer hermosa,
independiente, puedes tener a quien quieras contigo, no necesitas amores a medias.
- Nadie quiere amores de mierda cerca, es todo o nada Gabriel. Pero... No siempre funciona así. - Sí tú lo dices.
- ¿Porqué tan solo vos?
- Así lo quiere el destino.
- No me convences con tu respuesta.
- Lo siento, es lo que hay.
- ¿Y si nos damos una oportunidad?
-¿Oportunidad?
- Sí, de pasar la noche juntos, no una vida, estás de paso ¿Que me decís?Gabriel sólo sonrió y sin decir palabra alguna, fue el pase directo a cierto momento de acción que parecía indicar terminaría en un gran revolcón. Él permanecía sentado en aquel sillón de cuerina negra con las piernas semi abiertas, cuando Cecilia se montó de frente, rodeándolo con sus brazos para proporcionarle un profundo beso de lengua; aquella mujer despechada, deseosa de placer, no dudó un instante en ir por todo eso que alguna vez había sido suyo, por ese cuerpo endemoniado, fuerte y terriblemente sensual al que no estaba dispuesta a renunciar esa noche.
Luego de casi dejarlo sin aliento, lo miró directo a los ojos, metiéndole el dedo índice en su boca, para luego acariciar su pecho quitandole la chaqueta. Presurosa de un buen sexo, se quitó el suéter debajo del cual no llevaba nada puesto, dejando al descubierto unos enormes senos redondos; tomó las manos de Gabriel y las colocó sobre ellos, su mirada se llenó de fuego y un profundo deseo de ser poseída por él. Con sus manos temblorosas, se esmeró por desabrocharle el cinturón y bajar directo a su entrepierna. Los besos eran cada vez más intensos, Gabriel intentó corresponder a ello, y metió su mano derecha bajo la minifalda de jean que llevaba puesta, y grande fue su sorpresa al descubrir que no llevaba ropa interior puesta, que su vagina estaba húmeda y resbalosa pidiendo a gritos ser penetrada. Una gran maniobra casi artística la dejo boca abajo en el sillón, con sus piernas abiertas, sosteniendo una mirada lujuriosa, mientras Gabriel, se acercó a sus labios, y fue casi imposible evitar ver el rostro de Isabella reflejado en ella, frunciendo el seño con un gesto de recelo, se alejó lentamente y se incorporó otra vez en la esquina del sillón. Cecilia, sintió el rechazo, pero nunca se vió molesta ni avergonzada con él, por el contrario buscaba la manera de indagar y encontrar respuestas.- Gabriel ¿Estás bien?
- Sí. Lo siento. No fue mi intención llevar las cosas tan lejos, estoy apenado. Perdóname.
-¿Qué pasó? ¿Querés hablar de eso? ¿Tenés algún problema físico o algo que...?
- No. No. Es otro asunto. Nada físico.
- ¿Amoroso?
- Sí.
- Entonces me mentiste, estás con alguien.
- No. La verdad, es que estoy solo. Pero tengo a alguien en mi corazón que corresponde a mis sentimientos pero por circunstancias de la vida no podemos estar juntos, la amo, y no puedo estar con nadie sin pensar en ella. Lo siento.
- Entiendo. Estás enamorado. Un hombre como vos que lo tiene todo, no debería estar así, por el contrario, si yo fuera vos, lucharía hasta el cansancio, tenés recursos de sobra, no esperes, anda por eso que tanto amas y dejá de perder el tiempo.- Puede que tengas razón, pero no es tan fácil.
- No lo sabrás si no intentas.
- Creo que es algo que veré en cuanto llegue a San Andrés.
- Pensalo.
- Lo haré.Un mensaje en su teléfono, lo sacó de onda momentáneamente, era Enzo.
- "Gabriel, disculpa por molestar, pero quisiera hablar contigo en cuanto regreses. Eres mi mejor amigo y a pesar de todo siempre apostaré a eso, hay cosas que no puedo ocultarte. Debo contarte lo que pasó con Isabella anoche, me cuesta creerlo pero así se dió todo. Te veo pronto".
- ¡Maldita sea! -al borde de una crisis de rabia, tragó la saliva entristecido.
- ¿Pasó algo? Estás pálido. Decime quizás puedo ayudarte.
- Nada. Debo irme.
- !Esperá! ¿Sabés cómo volver a lo de Sergio?
- Activaré el GPS, no te preocupes.
- Te acompaño.
- Estaré bien. Te llamo luego. Gracias por todo Cecilia. Buenas noches.Salió rápido dando un gran portazo, dejando a Cecilia atónita frente a aquella actitud fría. Tomó una enorme bocanada de aire y llegó en un momento al departamento.
Sergio y Robinson ya dormían. Pasó en silencio a su habitación, no comprendía lo que pasaba, su frustración era enorme y la tristeza se apoderó de él de solo pensar que su pequeña Isabella ya había dejado de serlo para convertirse en la mujer de otro hombre. Eso era algo insoportable y difícil de aceptar para él.
Con las pocas fuerzas que le quedaban se abalanzó a la cama aún vestido, mientras lágrimas de amor brotaban de sus ojos azules, recorriendo sus mejillas para luego así, quedarse dormido.
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GABRIEL ¿Ángel o demonio?
Любовные романыEl empresario multimillonario más joven de la ciudad, se destaca por su poder, fama y atributos físicos a los cuales nadie ha podido resistir. Sus malas costumbres pondrán en juego su figura pública. Cuando el amor toque su puerta sentirá como todo...