Apenas unos pocos días pasaron desde que Enzo le confesó la verdad respecto a la traición de David, gracias a ello se había convertido en un hombre pensativo y silencioso. Sin embargo Enzo se rehusó a dejarlo solo e hizo todo lo posible para sacarlo adelante y ayudarle a luchar contra su deseo de seguir consumiendo drogas, contratando al mejor psicólogo de San Andrés e incluso encontró un buen grupo de ayuda para personas con adicciones. En un primer momento, Gabriel se negó a participar de ese tipo de reuniones, consideraba que era un hombre muy importante como para caer en ello, aunque era consciente de que no estaba bien del todo y que definitivamente necesitaba de ese apoyo y motivación extra para recuperar su imagen como lo fue en algún momento.
Le costaba creer que un buen amigo fuera capaz de hacerle eso. No dejaba de pensar un minuto, le costaba concentrarse. Su deseo de venganza, era supremo, David debía pagar con creces por su traición.
Sentado en su oficina, con las manos cruzadas a la altura del mentón y la mirada perdida, mientras Enzo ingresaba con una pila de documentos.
- ¡Tenemos trabajo! Occupato.
Gabriel no respondió nada, estaba inmerso en sus pensamientos. Enzo le lanzó un chasquido de dedos en el aire para sacarlo de su burbuja.
- ¡Gabriel! ¿Me estás escuchando?
- (Silencio) Sí, perdón. ¿Qué me decías?
- Debemos revisar estos documentos.
- ¿De qué se trata?
- Ok, hablemos un poco antes si eso es lo que deseas y luego los revisamos. Estás perdido, se nota en tu mirada. ¿En qué pensabas?
- Sabes en lo que pienso, hay cosas que no puedo quitarme de la cabeza.
- ¿David?
- Sí.
- ¿Qué piensas hacer con él?
- Eso estuve analizando. Él vive una vida mediocre, de dinero sucio por venta de drogas y prostitución. Me encargaré personalmente de que nadie en San Andrés lo contrate, ni siquiera como barrendero. Ése será su castigo, el segundo, dejaré todo en manos de la justicia para que se encargue de investigarlo, necesitaré a las muchachas como testigos, les haré una oferta, una excelente retribución económica a la cual no podrán negarse.
- ¿Estás seguro?
- Claro que sí. Ese miserable saldrá exiliado de San Andrés.
- Sabes que cuentas con mi apoyo absoluto.
- Te lo agradezco tanto. Y por cierto, quería preguntarte algo.
- Dime.
- ¿Ya tomaste tu decisión? La de quedarte en San Andrés.
- Mmm... Bueno, a decir verdad, sí. Estuve meditando un poco.
- ¿Y bien?
- Creo que asentaré mis raíces aquí en San Andrés. Estuve visitando algunos sitios para rentar un apartamento.
- ¿Qué? De ninguna manera. Sabes que puedes quedarte conmigo en la mansión.
- Gabriel, te lo agradezco, pero ambos merecemos nuestra privacidad. Y considero lo mejor es tener mi propio lugar, ya sabes.
- Me parece bien, pero... ¿Rentar? Lo mejor es comprar, de hecho, conozco una propiedad disponible muy cerca de la mansión, te encantará. Podemos ir a verla y si te gusta, aligerar el proceso. Me hace tan feliz ésto.
- Y a mí me haría tan feliz que hoy al salir de aquí asistamos al grupo de ayuda. Iré contigo como acompañante, quisiera ser partícipe del proceso bien de cerca. No aceptaré un "no" como respuesta.
- Iremos, lo hago por tí.
- No, ésto es por tí. Debes elevar tu vuelo en los cielos como un águila. Hay tanto por hacer, por ejemplo, revisar y firmar estos documentos, el centro comercial debe ponerse en marcha cuanto antes. Hay intereses y apoyo, yo mismo me encargué de eso.
- Debo llamar a Sergio, su visita es imprescindible, tiene excelentes ideas.
- Estoy seguro que si. Lo haremos juntos, todo saldrá bien, confía en mí Gabriel.
- Siempre.
Pasaron todo el día encerrados en la oficina, incluso almorzaron allí, el arduo trabajo los dejó exhaustos pero con ganas de ir a su encuentro terapéutico, muy positivo por cierto, donde cada participante expuso sus pensamientos, sus angustias y malestares, mientras que Gabriel, sintió algo se sosiego al saber que otros estaban peor que él.
Regresaron a la mansión, en busca de una ducha reparadora, una buena cena y a descansar. Hasta aquí la jornada era enteramente satisfactoria. Excepto por un detalle. Durante el día un extraño sobre había llegado y se encontraba sobre el escritorio de su despacho.
- ¿Y ésto? La correspondencia suele llegar a mi oficina. Además, sin remitente.
Lo abrió, en su interior contenía una nota y algunas fotos.
"Estimado Gabriel, tenemos la absoluta seguridad que por tu mala suerte, tomarás represalias en contra de David. No intentes nada, no te conviene, mejor sigue tu camino, no ensucies más el escenario, caso contrario, alguien más pagará por tus decisiones, lo sabemos todo. Piensa bien antes de llevar a cabo tu cometido. Por cierto, unos cien millones de dólares serían una buena inversión para conservar su pellejo intacto, tú decides ".
Gabriel, tomó aquella nota entre sus manos para luego arrugarla lenta pero rabiosamente, miró nuevamente el sobre, adentro se encontraban varias fotos de Isabella saliendo de la mansión y caminando por la zona, alguien se había tomado el atrevimiento de seguirla, pero no comprendía cómo supieron de ella, y porque se atreverían a usarla como carnada para chantajearlo.
- ¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! -gritó-. ¡Con mi Isabella no! -dando un gran puñetazo contra su escritorio.
Sus gritos alertaron a David que ingresó de inmediato.
- Te escuché gritar y vine de inmediato ¿Qué sucedió?
- Miralo tú mismo-entregándole aquél papel arrugado.
- ¡Demonios! ¿Qué significa ésto?
- ¿Tú qué crees? Por si fuera poco, ahora van a chantajearme usando a Isabella. Es que en verdad, no lo puedo creer.
- Debemos actuar ahora Gabriel, refuerza la seguridad, debes proteger a la muchacha, mira lo que hicieron contigo, no quiero imaginarme las atrocidades que podrían llegar a cometer contra ella.
- Déjamelo a mí, me encargaré de ésto.
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GABRIEL ¿Ángel o demonio?
Storie d'amoreEl empresario multimillonario más joven de la ciudad, se destaca por su poder, fama y atributos físicos a los cuales nadie ha podido resistir. Sus malas costumbres pondrán en juego su figura pública. Cuando el amor toque su puerta sentirá como todo...