Capítulo 38

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Carlie

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Carlie.
Los minutos a la espera de algo, siempre son mi tormento personal, es algo con lo que tengo que luchar desde que tengo uso de razón, soy demasiado ansiosa. Pero en este momento un solo segundo de espera puede significar la muerte.

Escucho sus tacones resonando contra el suelo, así que me pongo de pie, para intentar que mi postura no sea muy tensa y que ella crea que vengo a declararle la guerra.

—¿Qué haces tú aquí? —En cada una de sus palabras siento su molestia hacia mí. —¿Vienes a burlarte de mí por haber ganado? ¿Vienes a enseñarme tú estúpida corona?

—¿Enserio crees que estaría aquí para una estupidez así? Vine a evitar una posible guerra sin fin.

—¿Guerra sin fin? ¿De qué estás hablando?

Bufó.

—¿Acaso no ves las noticias? O siquiera la información de los decretos de la corona, Adem le ha declarado la guerra a los rebeldes, y claramente entre ellos está tú padre.

La veo palidecer en cuestión de segundos.
—¿Él piensa matar a mi padre? —su voz se escucha totalmente rota.

—Él como rey, piensa en acabar con la división que se está generando, no quiere más que los rebeldes preparan golpes a escondidas, y está dispuesto a cualquier cosa, por eso estoy aquí.

—No entiendo, porque estás aquí, no es como que yo pueda hacer algo, tú eres la reina y yo una simple chica.

—En este caso, yo soy quien tiene la corona, pero tú decides nuestro destino, si quieres que todos dejen de verte como lo hacen y te tomen en cuenta por tus decisiones y no por tu padre.

Ella me mira unos segundos y termina asintiendo.

—Supongo que tú al igual que yo, sientes que estás escondida detrás de alguien más, pero tú tienes exactamente la misma fuerza que la persona que se encuentra delante de ti, por ser una mujer no significa que tu voz no tiene fuerza, eso es algo que me ha costado mucho tiempo entender y creo que tú estás en el mismo proceso en el que yo en algún momento estuve. —suspiro. —Confío

Quién diría que yo después de negarme a formar parte de todo esto, terminaría negociando e involucrándome en las políticas de Dinamarca.

—Puedo conseguirte un cargo conmigo, no tengo nada contra ti. —le sugiero. —Podrías comenzar trabajando conmigo y ya luego mostrando todo tu potencial ascender o tal vez puedes encontrar algo más para ti, pero debes frenar esto ahora.

—Yo no le pedí que lo haga, pero soy su niña y siente que siempre debe protegerme y sanar mis heridas y él me ha herido.

—¿Entiendes que esto nos dañará a todos y de forma irremediable? Podemos perder muchas vidas por algo tan estúpido como un quiebre amoroso, todos estamos destinados a enamorarnos más de una vez, y seguramente que nos rompan el corazónas de una vez, así es la vida.

En los brazos del príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora