Carlie.
Estar tan cerca de ti, hace que todo tenga sentido.
Desvió mi vista de ti, solo para volver a concentrarme, porque te veo y dejo de pensar.Podrían preguntarme mil y una vez, por qué estoy enamorada de alguien que no estaba en mi destino y yo podría responder esas mil y una vez que el destino lo planeamos nosotros con nuestros actos, si el destino no nos quería juntos, nosotros lo hemos forzados para que nos tenga en cuenta.
Este es un vínculo para siempre, más allá de lo que cualquiera podría llegado a planear, si a él le falta vida yo estoy dispuesta a dársela con tal de tenerlo tan sólo un día más, él es mi destino.Arrastró una silla por todo el estudio de Adem y este solo me observa en silencio.
—Lo siento, es que no puedo estar sola en aquella mesa y vi que tienes un pequeño lugar para mí aquí. —digo corriendo dos carpetas.
—Creo que esos documentos que acabas de mover tan brusca son muy importantes. —dice para volverlos a poner en su lugar.
—Pues lo siento, tú estás usando todo el escritorio, no te cuesta nada dejarme un pequeño lugar. —digo volviendo a mover los documentos. —Ni que los estuviera manchando o algo por el estilo, solo los corrí, están en mi espacio.
—Carlie, tienes toda una mesa para ti ¿Por qué usar mi escritorio?
Bufo.
—Adem no seas un niño, comparte ¿Quieres?Aprovecho su distracción y le quitó su taza de café.
—Por no saber compartir … esto también es mío. —doy un trago al café y noto que está muy amargo.—¿No tiene azúcar? —pregunto dejando rápidamente el café.
Adem se ríe.
—Desde que tengo memoria he tomado siempre el mismo café, no creo que no sepas que mi café jamás tiene azúcar.—No sé si lo has notado, pero es café puro, eso podría enloquecer a cualquiera.
—¿Crees que estoy poco cuerdo?
No le respondo nada solo me rió levemente.
Termino de firmar los documentos y los dejo sobre su escritorio.
—¿A dónde vas? —me pregunta cuando me ve alejarme.
—Ire por más café y algo de azúcar, no pienso tomar ese café tan amargo.
Salgo del estudio de Adem directo a la cocina.
No entiendo porque tiene que vivir en un lugar tan grande, siendo que con cada par de escaleras puedo dejar un pulmón.En la cocina me encuentro a Leyla sentada sobre la isla de la cocina y a unos centímetros a Uriel.
—¿Uri? ¿Qué hacés tú aquí?
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En los brazos del príncipe
RomanceUna bailarina y un desconocido en Las Vegas, en una despedida de soltera, jugando a un juego de retos por alcohol. ¿Que puede salir mal?