Minho perdió a su hermano menor.
Hyunjin al amor de su vida.
Ambos necesitaban venganza.
Y el destino los puso en un camino que los haría perderse a sí mismos.
Su perdición tenía nombre: "Lee Felix".
-Mención de otros Ship.
-Mención de otros idols [...
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Felix fue llevado a unos de los antros Kim, caminó casi presionado por Changbin quien le indicaba el camino, sus piernas temblaban pero no sabía si por haber corrido por casi 3 horas o por el miedo de estar ahí.
—No hagas las cosas más difíciles Felix, solo obedece —le susurro Changbin
—Hecho todo lo que me ha pedido, no se que más quiere.
La puerta de la oficina de Kim la cual estaba arriba del antro fue abierta por Changbin, Felix aspiró el aire a tabaco proveniente de aquel lugar, al entrar pudo ver a Tae con la camisa arremangada, el cabello despeinado, como si estuviera estresado mirando a la nada con un cigarro en la boca.
—Señor —hablo Changbin haciendo que el contrario volteara hacia donde estaba Felix.
—Cierra la puerta, quédate cerca si te necesito. —ordenó el mayor mirando con frialdad a Felix.
El menor trago en seco cuando escucho la puerta cerrar, estar a solas con Tae no era su pasatiempo favorito, el mayor era intimidante hasta cierto punto cruel, de su boca solo salía desprecio y de su mirada burla, aún no entendía como llegó a él.
Pero estar en un mundo de drogas y estupidez humano lo hizo poco consciente de donde se metía cuando todos sus pensamientos estaban nublados, era el hermano mayor de su cliente más amable y burlón, pero quien jamás le hizo algo malo. Lo contrario de Tae quien era cruel de muchas maneras.
—Así que te importo una mierda dejarme —por fin hablo el mayor —No entiendo Felix, si yo tengo aquel diario que cambiará todo, sigues sin estar arrastrándote hacía mi.
—Ellos pagaron mi deuda con Bang, solo déjame que les pague y volveré a ti, seré lo que quieras, pero… por favor Tae —suplicó el chico de pecas
—Ay mi Fe, eres tan lindo, aun sigo sin entender la manera que amaste a ese chico que nunca te amo como tu a él —se acercó al menor para acariciar el cabello —eres como un pequeño cachorro abandonado que mueve la cola con sólo una migaja de amor
Los ojos de Felix miraron a Tae y entonces algo dentro de él se rompió por completo.
Había olvidado que en aquella extraña relación el único que se enamoro fue él.
Yang Jeongin jamás lo amo.
—Es extraño verte sobrio —beso su frente —te tengo un regalo.
Saco de su bolsa una bolsita con un par de pastillas juntas. Tae sabía como romper a Felix como hacerlo sumiso y las drogas eran parte de ello.
A Tae le gustaba jugar con Felix, era adicto a verlo sumiso, de todos sus amantes él era de los que no gritaban, no se quejaban, solo se quedaban como un pequeño muñeco y ser casi 20 cm más grande que él, lo hacia sentirse superior, con poder y control.
Tae amaba el control y Felix se lo daba.
El menor se había pagado su cerebro y sus emociones desde aquellas palabras, tomó las pastillas y las introdujo en su boca sin pensar o razonar, quería quitarse ese vacío que lo estaba ahogando, sabía que las pastillas harían efecto en un par de minutos así que se sentó en el sofá de su ahora captor.
Changbin abrió la puerta.
—Señor tenemos un problema con el proveedor, necesitamos que venga —fue lo que dijo el musculoso.
—Bien, vigila a Felix, volveré lo antes posible.
El mayor salió de la oficina y Felix solo estaba con los ojos cerrando mientras aquellas pastillas hacían su efecto, no entendía muy bien, comenzaban a nublarse sus sentidos, sus pensamientos comenzaban a mezclarse y solo sonreía.
La puerta se abrió y solo escucho —Maldición —o eso creía, no estaba seguro de nada, luego su cuerpo ser sostenido como un costal de papas.
—Tienes que salir de aquí, mierda, él me odiaría si te dejo ahí, si te dañan, no soy tan fuerte como él, pero por favor, huye.
Seungmin bajo a Felix con la ayuda de Changbin lejos del bar, sabía que ambos estarían en problemas por lo cual no pudieron hacer más que intentar que el menor razonara.
—Habla alguien, Dios, me van a matar por tu culpa, por favor Felix. —suplico Seungmin
—Tenemos que irnos o tu hermano nos va matar.
Felix se quedó en la banqueta, sentando mientras miraba como la luna, intentando entender, luego miró el celular en su mano, son una sonrisa movió un poco este y pudo marcar un número.
Al tercer tono una voz fría, adormilada y seca se escucho del otro lado.
—¿Felix?, ¿Qué pasa? —cuestionó el de otra línea
—¡Inne! —chilló Felix —Perdón, perdóname, se que te prometí no salir sin avisarte, pero Kim vino por mi.
—¿Dónde estás Felix?
—No lo sé, ja, ja, ¿sabes?, tuve un sueño muy doloroso, soñé que me dejabas solo —la voz de Felix comenzaba quebrarse —tu no me vas a dejar solo, ¿verdad?.
La persona del otro lado de la llamada se levantó de golpe para caminar sin dejar la llamada.
—Escúchame Felix, mándame la ubicación y quédate ahí —ordenó
—De acuerdo, pero no te enojes, —Felix mando la ubicación como pudo, con los pensamientos confundidos —Inne se que no me amas, se que lo amas a él, pero no me dejarías nunca… me lo prometiste, porque si tu me dejas…
El contrario comenzó a escuchar como Felix vomitaba, mientras maneja en su auto con el altavoz puesto, los nervios a flor de piel, con los sentimientos confundidos y el alma inquieta.