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Créditos autora invitada AngieSancoeurJoestar

Bruce abrió la puerta de su habitación de una patada e ingresó en ella con Nathalie en sus brazos, cargándola estilo nupcial, y con la misma pierna que utilizó para abrir la puerta, la volvió a cerrar de un portazo.
Nathalie con una sonrisa en su rostro con una mano tomó la barbilla de nuestro playboy y lo besó profundamente, éste le correspondió con mucha ternura. Mientras seguían fundidos en aquel beso, Bruce la depositó suavemente sobre la cama, como si fuera el ser más delicado del mundo, y continuaron con aquella sesión pasional de besos.

El efecto del alcohol influía mucho en ambos adultos, se sentían liberados, sin miedo a nada, llenos de valentía. Bruce se apartó centímetros de aquel bello rostro para apreciar a la dama que yacía ante él. Ambos se sonreían de la misma manera que lo hacían en aquellos tiempos cuando sólo eran unos jóvenes enamorados.

—Como en los viejos tiempos, Thalie. . .

—Como en los viejos tiempos, mi Brucie. . .

El pelinegro retrocedió un poco para desabotonar su camisa, liberando su musculoso y bien trabajado cuerpo. Nathalie quedó anonadada.

—¿Te seguiste ejercitando?, luces espectacular. . .incluso más fuerte que la última vez que estuvimos juntos.

—Me halagas, preciosa. Aún ni te desvisto y puedo estar segurísimo que los años te cayeron de maravilla.

—Entonces ven a comprobarlo— retó la azabache haciéndole una señal con el dedo de que se acercara.

Bruce desabrochó sus pantalones y se liberó de ellos y se abalanzó sobre Nathalie, volviendo a probar aquellos deliciosos labios sabor cereza. Entonces mientras la besaba, procedió a retirar con desesperación el saco negro de la dama. Ella alzó los brazos para que Bruce le pudiera quitar el suéter rojo. Con la misma desesperación, Nathalie desabrochó su pantalón negro y Bruce lo retiró a demasiada velocidad.
Nathalie llevaba puesto un simple sostén y bragas negras. No se esperaba tener una noche como esta, así que no estuvo preparada para la ocasión, pero para Bruce eso no importaba, admiraba su bello cuerpo de pies a cabeza.

—Tienes el cuerpo de una diosa. . .¿cómo pude dejarte ir?.

—Pero ahora estoy aquí, Brucie. Es lo que importa. El hoy. . .en que volveré a estar en tus brazos esta noche. . .a ser tuya. . .

Los adultos no se pudieron contener y volvieron a unir sus labios. Nathalie se sentó sobre la cama y rodeó sus brazos alrededor de la nuca del playboy. Bruce bajó y marcó un camino de besos en el cuello de la azabache, que después se desvió y besó su clavícula, y luego su hombro, provocando que bajara un tirante del sostén de la mujer.

Nathalie estaba perdida en el deseo, inhalaba y exhalaba de manera pesada y de vez en cuando soltaba uno que otro jadeo. Era tanto que de momento es como si todo hubiera quedado de lado, ni siquiera en estos momentos se le cruzaba Gabriel por su mente, el hombre de su vida. Ahora solo quería perderse en los brazos de Bruce Wayne.

Bruce mientras besaba el hombro de la dama, con sus manos tomó su cintura y la acarició hasta llegar a su sostén y lo desabrochó. La prenda fue lanzada a la pila de ropa que yacía en el suelo, y los pechos de la azabache habían sido revelados. Eran justo como Bruce los recordaba, pero por alguna razón le gustaban más, así que lleno de emoción bajó y primero degustó de un pecho, y después del otro.

La mujer llevó su cabeza hacia atrás y soltó un gemido más auditivo que sus anteriores jadeos, mientras sentía como el hombre jugaba con los pezones de ella con su lengua. Poco a poco, volvió a descender sobre la cama, sentía como Bruce estaba encima de ella. Extrañaba tanto aquella sensación.

Miraculous: RecreaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora