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Nathalie despertó, había dormido la mejor noche de su vida, no solo disfruto como jamás lo había hecho, sino que pudo descansar, se sentía renovada, al caer en la realidad vio que se encontraba sola, Bruce no estaba por ningún lado, con tranquilidad se levantó, fue al baño, tomo una ducha, se vistió y bajó, apenas puso pie en la planta baja un olor a waffles y arándanos entraron por sus fosas nasales, haciendo que rápidamente camine sin pensar hacia la cocina. Cuando atravesó la puerta se encontró con Damián y Bruce, el menor degustaba el desayuno y el adulto cocinaba.

─Buenos días madre─ saludo el joven, Nathalie se quedó estática y Bruce giro a la velocidad de la luz, dispuesto a retar a su hijo

─¡Damián!.

─¿Despues del escándalo que hicieron anoche no puedo llamarla madre?─ alza una ceja, la pelinegra se pone roja de la vergüenza

─Hijo, ¿otra vez tengo que darte la charla sobre tus modales?.

─No, entendí perfecto, creo que yo debería darte una charla, no soy un tonto niño de quince al que lo tienes que tratar como si viviera en un mundo de colores, soy un adulto.

─No tienen que discutir─ Nathalie ingresa y se sienta ─Tal vez deberías tener más cuidado con tus palabras, aunque eso no quite que tengas razon─ sonríe victorioso

─Lo harás más caprichoso─ se quejo Bruce

─Conoci a un chico igual cuando era joven─ sonríe ─¿Tu quieres una madre?─ pregunto viendo al pelinegro

─No, yo ya tengo una.

─¿Entonces por que me llamas así?.

─Bueno─ rasca su nuca ─Solo quiero molestar a mí padre. . .

Nathalie ríe, el chico la mira, se siente atraído por su risa, era algo angelical, hasta incluso esboza una pequeña sonrisa, la acción de la mujer era contagiosa.

─No lograrás molestarlo de esa forma, pero creo que si escondes sus cosas favoritas le harás pasar un mal rato─ guiña un ojo

─Tomare tu consejo─ mira a su padre ─Tiene mí absoluta aprobación─ se levanta ─Los dejo solos, si platico con ustedes un momento más llegaré tarde, hasta luego. . .Nathalie─ se va

─Creaste un monstruo─ ríe y le acerca un plato, era una torre de waffles con crema batida y un par de arándanos 

─Tambien me gusta molestarte─ sonríe y prueba el desayuno, estaba exquisito, el no dice nada y le acerca una taza de café

─Lo de anoche. . .fue increíble.

─No estuviste mal─ replicó coqueta

─He practicado─ ella frunce el seño, el sonríe ─¿Acaso yo no puedo molestarte?

─Eres un tonto─ rodea sus ojos y toma el café

─Este es tu lugar para cuando quieras. . .

─¿Me invitas a vivir contigo o me estás diciendo que cada vez que tenga ganas de tener sexo puedo venir libremente?─ lo interrumpió rápidamente

─Ambas, pero se que no vas a dejar tu lugar en la mansión. . .el no estará contentó.

─Ya no me importa lo que piense. . .después de lo que pasó no puedes pensar en el─ le da otra probada a los waffles

─Fue solo sexo Thalie. . .anoche discutieron, nada de lo que pasó es real.

─¿Perdón?.

─No me mal intérpretes. . .nada me gustaría mas que te olvides de ese tonto y que regreses a mí─ hace una pausa ─Pero decías su nombre mientras dormías, tu corazón le pertenece y lo aceptó

Miraculous: RecreaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora