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Créditos autora invitada AngieSancoeurJoestar

El nuevo par de amantes seguían derrochando miel al besarse apasionadamente en la habitación de la fémina. Gabriel sentía que perdía la cabeza al probar esos labios tan suaves, y Nathalie sentía lo mismo. El diseñador con sus manos llenas de curiosidad subían y bajaban, llegando de la espalda alta hasta la cintura de la azabache, una mano subió hasta su cabeza y deshizo el rodete de la mujer, dejando caer como cascada a su negra y cabellera.

Nathalie suavemente empujó al hombre hasta sentarse de nuevo en la cama, y ésta se sentó sobre su regazo y dejó caer al suelo su saco y tacones, luego, retiró sus propios lentes y los de Gabriel y los colocó en le mesita de noche que estaba a lado se ellos. Nathalie con sus manos tomó el rostro de su amado y volvió a estrellar sus labios con los de él en un beso que gritaba pasión en todo el sentido de la palabra. Ella sintió de repente un par de manos posarse en su cintura y cómo el apegó más su cuerpo con el suyo.

Todo había quedado claro ahora respecto a los sentimientos de estos dos. Se amaban, ¿y qué mejor manera de demostrarlo sellándolo con afecto carnal?, hacer el amor no se comparaba nada con el sexo casual. Y Gabriel y Nathalie estaban a punto de confirmar eso.

La azabache bajó sus manos hasta el torso del peliblanco y retiró su saco, tirándolo al suelo junto con el de ella; lo empujó nuevamente y éste aterrizó suavemente a la cama, ella estando encima de él, lo volvio a atacar a besos. Pero se sentía que la temperatura subía poco a poco.

De pronto comenzó una pequeña batalla por la dominancia, ambos besaban con desesperación los labios del otro, bajaban, besaban sus cuellos, lóbulos de las orejas.

Solo el ruido de sus bocas junto unos pequeños jadeos era lo único que se escuchaba en la habitación.

De repente se escuchó un pequeño jadeo un poco más fuerte por parte de Nathalie, ya que Gabriel bajó sus manos posandolas en su trasero al cual palmeó con leve fuerza.

—No puedo más, Nathalie. . .necesito que seas mía.

—Oh Gabriel. . .yo ya soy tuya. Siempre lo fui.

Como un par de locos empezaron a deshacerse del resto de sus ropas, acompañando el frío suelo, hasta quedar solo en ropa interior. Ahora Nathalie se encontraba recostada sobre la cama mientras Gabriel estaba encima de ella devorando su cuerpo. Ella encajó sutilmente sus uñas sobre la bien trabajada espalda del diseñador y envolvió sus piernas alrededor de su cintura mientras dulces jadeos escapaban de sus labios.

De pronto, algo pareció haberlos interrumpido, desde el pantalón de Gabriel se podía escuchar su celular timbrar.

— ¿Quién podrá ser?, es algo tarde para que alguien lo llame. ¿va a contestar?—preguntó Nathalie

—Sea lo que sea, puede esperar a mañana. Esta noche, quiero hacerle el amor a la mujer que amo.

Nathalie no pudo evitar sonrojarse y besó con mucha ternura a su enamorado. Su sesión de besos prosiguió mientras el celular timbró por un rato más hasta que dejó de hacerlo. Nunca supieron éstos dos que se trataría de Amelie. Pero eso no importaba ya.

Gabriel besaba un camino que iniciaba a partir del cuello de la pelinegra y paró en su pecho, donde tomó los tirantes de su sostén y subió su mirada, sin antes perderse en aquellos ojos azules brillantes.

—Nathalie, ¿me permites?.

—Por favor, Gabriel. Nada me gustaría más. . .

Él le dedicó una pequeña sonrisa y con mucha delicadeza bajó los tirantes del sostén, y lo desabrochó con la misma cautela, revelando un par de pechos perfectos. Gabriel no resistió más y decidió probarlos. Jugueteaba con su lengua un pecho mientras acariciaba y amasaba el otro pecho y viceversa. Probaba las areolas de la dama y daba pequeñas succiones a los pezones y de vez en cuando suaves mordidas. Ahí fue cuando los gemidos fueron presentes en la habitación. Nathalie sentía una inmensa cantidad de placer, más porque el culpable de proporcionarle tremendo placer, era nada más ni nada menos que el dueño de su corazón, ella se sentía en un sueño.

Miraculous: RecreaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora