XIII

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Izuku lo rodeó con los brazos y lo estrujó con fuerza. A continuación, se apartó y empezó a dar vueltas en círculo.



Corrió hacia él y volvió a abrazarle. Katsuki se rio, lo agarró por las caderas y lo fijó en el sitio.


—¿Me has oído cuando he dicho que no prometía nada?



—Sí, claro —respondió Izuku, distraído. Se concentró en él con cara seria. Si funcionaba, lo perseguirían durante el resto de su existencia. Pero su vida se estaba descontrolando de forma vertiginosa, así que lo perseguirían de todas maneras.



—Pues muy bien. —Katsuki hizo una pausa—. Piénsatelo. Hazme saber lo que hayas decidido.


Izuku asintió. Él lo besó y le acarició la mejilla. Después fue hacia la puerta y la abrió. Diversas personas que hablaban en grupos en el pasillo se pusieron en posición de firmes.


—¿Quién tiene que estar aquí? —dijo Katsuki.


La mayoría de los presentes se dispersaron como perdigones. Se quedaron algunos de los centinelas, entre ellos Kirishima y Kaminari. Izuku se limpió la cara con las mangas en un vano intento de estar más presentable.


El hada de relaciones públicas de Bakugo Cuelebre Enterprises se deslizó por el lado de Katsuki y entró en la sala de reuniones mientras él hablaba con los otros. Radiante, se plantó ante Izuku de un salto.


—¡Hola! Vaya, vaya, pues encantada de conocerte.


Desconcertado, Izuku estrechó la mano que la hada extendió bajo su nariz.



—Hola, gracias. Eres Periwinkle, ¿verdad?



—Oh, por favor —se quejó la hada—. Este es mi ridículo nombre de la televisión. No me llames así. Llámame la gran estrella de universo o ...Uraraka, como los demás.


—Está bien... Uraraka. Yo soy Izuku. —Sonrió. Pese a que nunca le había importado mucho el aspecto del hada en la tele, costaba no sonreír ante esa delicada y hermosa paquete de entusiasmo.



—Escucha, sé que no disponemos de demasiado tiempo. —Uraraka agitaba las manos—. Yo estoy ocupada, tú estás ocupado, todo el mundo está ocupado. Pero hay un montón de cosas que quiero contarte.


—Muy bien —le dijo Izuku—. Venga, adelante.


—Primero, lamento mucho lo que te hizo mi tío Shigaraki. Lo odio. Mató a mi familia, y vamos a cortarle la cabeza, y luego yo seré reina, pero antes de que pase eso vamos a almorzar, ¿no?


Izuku tuvo la sensación de que la hada le había saltado a la cabeza y había empezado zapatear sobre esta.


—¿Hablas en serio?


—Pues claro —dijo Uraraka—. Y debo añadir que con el señor y la señora "Tengo–La–Dignidad–Pegada–Al–Culo" tuviste una actuación memorable. De veras.



Izuku soltó una carcajada.



—Estás hablando de los elfos.



Uraraka parpadeó y arrugó la nariz.



—Desde luego. ¿Quieres un empleo?



—¿Qué?


—Con el inminente magnicidio y la subida al trono y todo eso, tengo que encontrar a alguien para mi puesto de relaciones públicas, y creo que serías ideal. Bueno, tranquilo, ahora mismo no tenemos tiempo de hablar de esto. Lo comentamos en el almuerzo. —El hada miró hacia atrás. Hizo una uve con los dos primeros dedos de ambas manos y dijo adiós a todos—. Otras dos cosas muy rápido. Una, solo para que lo sepas, no a todo el mundo le gusta tu presencia aquí. Hay un montón de chicos fabulosos, ya me entiendes, al estilo wyr, pero también hay algunos personajes que a mi juicio son desagradables y peligrosos. No estoy hablando de nada concreto, solo que... aquí trabajan muchos depredadores. Lo cual significa que hay exaltados y a veces las cosas explotan sin previo aviso, así que te conviene andar con cuidado.

Dragon Bound [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora