Había transcurrido media hora desde que Katsuki perdiera contacto con Izuku mediante el hechizo de localización. Llegó con sus centinelas al cruce de la autopista 17 y la avenida Averill, donde varios coches de la policía, una ambulancia y un coche de bomberos rodeaban una furgoneta Dodge Ram. Mandó a Toga, Kirishima e Iida a volar hacia el sureste, por el parque nacional, en busca de un Lexus gris.
Con casi veinte mil hectáreas, el parque, el segundo más grande de Tokio, tenía más de treinta lagos y unos trescientos kilómetros de senderos. Incluía también un pasadizo a una zona extensa de Otra tierra.
Protegiendo aún al grupo de la visión humana, Katsuki se lanzó hacia tierra seguido de Kaminari, Aizawa e Inasa. Tras cambiar de forma, se precipitó flanqueado por los grifos hacia los vehículos de emergencias.
Kaminari se acercó a un policía y se presentó.
—¿Qué ha pasado?
—Ha habido disparos —contestó la mujer, cuya asombrada mirada saltó de Katsuki a los grifos—. La víctima es un tipo de mediana edad que ha sido abatido a tiros en la carretera. Lo han encontrado unos chicos...
Katsuki ignoró el resto. Pasó junto a la furgoneta. Había un charco de sangre. Aizawa se detuvo a inspeccionar. Las puertas de la ambulancia estaban abiertas. Miró dentro. Dos paramédicos atendían a un hombre.
—¿Está consciente? —preguntó a uno de ellos.
—Usted no puede estar aquí... —dijo el hombre sin mirarle.
Aizawa entró, agarró al hombre y lo lanzó fuera de la ambulancia.
—¿Este hombre está consciente? —preguntó al otro paramédico, que asintió con los ojos muy abiertos.
—Estamos intentando estabilizarlo. Hemos de llevarlo al hospital.
Katsuki subió y se agachó junto a la camilla. Los ojos de la víctima estaban vidriosos por la conmoción. Le quitó la máscara de oxígeno.
—¿Estaba vivo cuando se lo llevaron? —quiso saber Katsuki.
El hombre intentó mover la boca. Resollaba y no tenía buen color.
—¿Qué...?
Katsuki se acercó más.
—El chico secuestrado. ¿Estaba vivo cuando se lo llevaron?
—S... sí, creo que sí... —logró decir el hombre entre jadeos—. Le han disparado... le han disparado...
El paramédico le quitó la máscara de las manos y la devolvió a su sitio.
—Por favor —dijo a Katsuki—. El hombre ya ha sido herido una vez. Deben ustedes irse.
Inasa soltó al enfermero que había quitado de en medio mientras Katsuki se apeaba de la ambulancia. Estaba ahí de pie, con la cara pálida y los puños apretados, cuando Kaminari y Aizawa se acercaron corriendo. Habló a través de unos labios blancos:
—Cree que estaba vivo. Dice que le dispararon.
—Oh, mie**a —exclamó Kaminari, que se quedó lívido.
Inasa cogió a Katsuki del brazo.
—No te lo imagines muerto —dijo—. Recuerda que la primera vez lo drogaron y lo secuestraron... no lo mataron. Lo quieren vivo.
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Dragon Bound [Katsudeku]
General FictionEl mitad humano-mitad wyr, Izuku Midoriya es chantajeado para robar una moneda del tesoro de un dragón. Como el más temido y respetado de la especie Wyr, Katsuki Bakugo no puede creer que alguien haya tenido la osadía de robarle, mucho menos de tene...