🌸¡Tercer Lugar de las votaciones!🌸
Desde hace unos días, Uzui había logrado obtener una Tsuguko digna de su esplendor y belleza. Era bastante fuerte y de alguna manera había logrado perfeccionar de maneras increíbles la respiración del sonido, además de que compartía un poco el punto más de vista de la moda con su Sensei.
Últimamente estaba practicando más con Shinazugawa. Todo por petición de Uzui y hasta del patrón. Decía que ella era una parte importante para acabar con Muzan y todos los demonios, por esa razón debía llevar su cuerpo al límite...
- No me importa que seas la Tsuguko de Uzui, No me contendrá mocosa - Sanemi saco su katana apuntando hacia ella. Estaba dispuesto a en verdad empezar una pelea de verdad, claramente _____ no se negó y aprovecho la oportunidad, imitando la acción del albino. Ambos se miraban fijamente, esperando el movimiento del otro.
_____ sabía perfectamente la velocidad de ataque de Sanemi. Constantemente se escondía para ver los entrenamientos de los pilares y así captar algunos de sus trucos a la hora de la pelea. Eso le servía en este momento, pues al Pilar que más había observado era a este albino.
Sin más tiempo que esperar, una ráfaga de viento llegó de manera veloz y violenta. La fuerza de su ataque era completamente anormal, tanto, que hasta el propio Sanemi había batallado un poco en mantenerse en el mismo lugar.
En cambio, _____ con sus katanas logro cubrirse un poco. A la vez usando una postura de la respiración para desviar el ataque.
-¡Shinazugawa-san!- Una voz un poco mas aguda surgio de entre los arbustos y árboles. De echo, no era sólo una persona, eran dos. El que había gritado era un chico algo chaparro, tenía su cabello rojizo con algunos mechones negros, sus ojos eran igual de rojizos que su cabello aunque estos tenían un brillo algo singular. Y lo más notoria era una cicatriz en su frente.
El segundo chico, el cual salió atras de este niño frenton. Era bastante alto, tenía la mitad de la cabeza rapada y dejaba un gran mechón como flequillo. Tenía una cicatriz en la mitad de su cara, y de alguna manera, tenía un asombroso parecido con el Pilar del viento.
El niño frentudo hablo con Sanemi, mientras este, se quejaba y gritaba que se alejara de el.
-¡Hey....! - Aquella voz calida y femenina habia dejado congelado al Shinazugawa menor. Un sonrojo invadio su rostro y desvió la mirada al ver como la chica que le hablaba se puso enfrente de el. De puntitas para quedar rostro con rostro.
Ambos se miraron un rato, aun con los gritos de Shinazugawa y del Kamado de fondo. La chica acaricio y delinio la cicatriz de Genya, el cual solo reía algo nervioso por la cercanía.
Al final terminaron por irse cuando Sanemi había tirado los Ohagis en la cabeza de Tanjiro.
En cambio ambos tortolos compartieron una sonrisa más. Pues ese no sería su adiós si no un... Nos vemos luego....