Annie.
Al día siguiente estoy como un clavo a las ocho de la mañana en el hospital. Papá está bien y eso, me alivia, pese a que me cuenta que le harán más pruebas durante la semana.
-Pues si ya nos han dicho el diagnóstico y tu tratamiento, no sé porque te tienen que hacer más pruebas. -comento,molesta.
Justin, que sabe por donde voy, de inmediato me sienta en sus piernas, me acaricia la cadera y echándole un vistazo a mi padre, dice:
-Es normal, cariño. Tiene que tener un seguimiento. No te preocupes tanto, tu padre va a tener su quimioterapia y se pondrá bien.
Mi padre asiente de acuerdo con él, pero yo sigo en mis trece aunque asiento para no provocar ningún conflicto y sacarlos de sus casillas.
En eso, entra Yoa con una sonrisa dulce y mira a mi padre, éste la mira y se le iluminan los ojos. ¡Qué bonito y qué buena pareja hacen!
Los días pasan, sólo me dedico a trabajar, a ir al hospital y a Amanda, que ahora no se quiere despegar de mí en cuánto llegamos a casa. Justin el pobre, está a rebosar, no da a basto, pues está con su hija y cuando tiene un momento libre se acerca al hospital a ver cómo está mi padre, luego hace cosas de su trabajo hasta las tantas de la mañana y viene a dormir conmigo.
Y no me gusta un pelo Hilary, está a todas horas detrás de mi hombre y eso me pone de los nervios. Sé que es porque trabaja para él, pero mi sexto sentido, sabe que ella anda detrás de Justin, por la forma en que lo mira. Y no es que no me fie de él, en absoluto, es de ella de quién no me fío.
Andrea por otra parte, la mayoría de los días, pasa por el taller y hablamos durante el tiempo que estoy trabajando, pero hay algo en ella que ha cambiado... Ya no es la alocada que era antes y se pasa el día pegada al teléfono mandando mensajes de texto, incluso alguna vez que otra la han llamado y se ha ido a otro lado para hablar. ¿Será que engaña a Dylan?, espero que no sea así, ese chico se está volviendo loco, que aunque no diga nada, cuando lo veo en el hospital, veo el cansancio y la desesperación en sus ojos. Pobrecito.
Hoy llega el día que sale papá del hospital. Me empeño en ir a recogerlos(porque Yoa no se ha despegado ni un momento de él) con el pedazo de coche que me regaló Justin, pero se niegan, mi padre se pone pesado con que acabe el coche que me trajo un hombre y éste, a diferencia de todos, es guapísimo, no tiene esa cara de mala leche, sino que la suya es angelical y transmite una paz increíble. Aunque de paz no se puede hablar cuando sé que trabaja para mi guapo y sexy novio y el coche que me trae está lleno de agujeros de bala. Obviamente me tuvieron que decir la verdad sobre todo.
Me enfadé, claro que lo hice. ¿Por qué me ocultaban todo?. ¿Por qué me tratan como si fuese una niña de seis años?. Pero el enfado se me pasó enseguida, me es imposible permanecer enfadada con ellos a éstas alturas. Han hecho de todo por mí, pese a las mentiras, ellos han querido lo mejor para mí y lo agradezco de corazón. Ellos me quieren y yo a ellos más aún.
-Annie ¿estás ahí? -pregunta, la voz de Dylan.
Me levanto, ya que estoy ordenando los cajones a rebosar de papeles y, a través del cristal de la oficina, lo veo con el pelo revuelto, el traje gris arrugadísimo, la corbata desabrochada y una parte de la camisa por fuera del pantalón, por no hablar de la cara de cansancio que tiene.
No tardo en salir y a medida que me acerco, veo como sus ojos están rojos, llenos de desesperación. Alarmada, pregunto:
-¿Estás bien? ¿Ha ocurrido algo?-Dime que Andrea está durmiendo en tu casa. -me implora.
Estoy sorprendida, demasiado. Esta vez no es como las demás. No. Esta vez es peor aún. Está nervioso, me está implorando, se le están llenando los ojos de lágrimas. ¿Qué le digo? ¿Le miento o le digo la verdad?
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Amándote. 2°parte de MCDC
RomanceDespués de dos años bastante complicados, Annie Hope se encuentra fuera de la prisión y, aunque han transcurrido cuatro años desde que no vivía su antigua y normal vida, intenta por todos los medios adaptarse. Lo que ella no sabe, es que las cosas n...