Capitulo 7

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Tras hablar con Alma salí de la cabaña y les comunique al resto de demonios que no había nada exceptuado muebles y cosas varias.

Decidieron dar a olfatear otra prenda de ropa a Ceteu pero este solo sacudió su cabeza en gesto de que no encontraba ningún rastro.

Al ver como el can, el que podría denominarse como una raza superior al resto de los de su especié, no fue capaz de encontrar un mísero olor, me hizo ver que Alma tiene la situación muy controlada además de porque aún con el anillo puesto ella fue capaz de verme.

Puedo admitir que su presencia no solo provoca un estado de "felicidad" a las personas o entidades que la rodean, sino que te hace mantener una calma aunque las circunstancias sean difíciles.
Y su rostro, es perfecto, jamás había visto a una mujer tan bella, no estoy seguro de si ella antes lucia de igual manera antes, pero ahora radiaba lo que podía denominarse como "luz celestial", te cautiva y te atrae de igual manera y eso hacia sobrecogerme.

El tener un encuentro con ella y hablar de la situación, ha hecho que mi punto de vista cambie totalmente, tengo y debo de hacer lo correcto aunque eso signifique enfrentarme a Azacel.

-Azacel no estará conforme con los resultados, menos si le comunicamos que Ceteu rastreo su olor y nos trajo aquí para luego no encontrar nada.- Pacteo el segundo al mando habló aclarando lo que todos sabíamos.

-No queda de otra que volver, si no hay rastro no podemos hacer nada.- Intenté sonar lo mas sincero y disimulado posible.

-Tu entraste.- Katio dejó en claro su acusación.

-Eso no quiere decir que viera algo por ser el primero en entrar, vosotros mismo podéis ver que no hay nada allí dentro.- La tensión se palpaba en el ambiente y me imaginaba lo que estaba a punto de pasar.

-Tu no tendrás consecuencias tras esto Amón, quizás y lo mas seguro que cuando volvamos al infierno dejemos de existir.- Katio dejo ver el arma en su cinturón.

-Yo hablaré con Azacel comprenderá la situación.- Lios saco su espada y la empuño hacia abajo.

-No lo pongas difícil Amón, tu también deberías pagar las mismas consecuentes y si vamos a morir tú morirás con nosotros.- En un movimiento rápido Lios levantó la espalda hacia mi cuello.

El sonido del objeto metálico atravesando la carne se escuchó y la sangre mancho la escena.

Todos los presentes retrocedieron mientras Amón avanzaba a paso calmado hacia ellos.
Había cortado la cabeza de Lios con su propia espada, quizás no era tan fuerte como Azacel pero no por nada era el comandante al mando de las tropas del infierno.

-Pacteo, Katio, Luctei y Estravo, por desobediencia a un superior y porque me sale a mi de los huevos, sois condenados a muerte.- Todos sé lanzaron a la vez pero Ceteu atacó a Pacteo y Katio mientras yo me encargaba de Luctei y Estravo.

-Buen chico.- Dije mientras acariciaba la cabeza de Ceteu.

Andamos un poco por el bosque para llevar los cuerpos a un lugar apartado y deshacernos de ellos.

Los amontoné en un claro y me aparte.

-Thce gopty becaq lampit cuber.(Hierro en la carne y fuego en el alma)- Sus cuerpo ardieron sin necesidad de combustible o mechero.

Los miré por unos minutos hasta que las llamas se apagaron sin dejar rastro de que alguna vez estuvieron allí.
El camino seria corto pero tenia que prepararme para la reacción de Azacel.

Volvimos por una de las entradas.
Al ver el palacio no pude evitar sentirme nervioso pero de igual manera tenía que hablar con Azacel.
Los guardias en la entrada me miraron cubierto de sangre, aun así me dejaron pasar.

La oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora