Capitulo 12

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El resto del día lo pasé hablando con Amón sobre todo tipo de tema.
Me sorprendió la cantidad de cosas en común que teníamos; a la hora de la cena preparamos juntos una ensalada de espárragos con algunas setas y decidimos cenar en el patio ya que la noche estaba bastante buena.

-Amón ¿yo tengo alas verdad?-

-Si pero aún no puedes desplegarlas, se necesita un poco de prácticas pero estoy seguro de que en nada serás capaz.- Sonreí de lado para luego levantarme del sofá donde estaba sentada para separarme de el unos metros.

-Y ¿si te digo que puedo hacerlo?-

-No creo que...- No dejé que hablara cuando desplegué unas enormes alas blancas que desprendían un brillo dorado.

Amón abrió tanto la boca que pensaba que se desencajaría la mandíbula.

-Son hermosas Alma.- Dijo levantándose del sofá y acercándose a mi.

-Hace tiempo que se las tengo y no es la primera vez que las despliego.- Amón estaba impactado y aun así, alzó su mano para tocarlas.

Me aparté de inmediato ya que sabia que en el momento que acercará su mano mas de la cuenta, el brillo en ellas le quemaría y no podría ayudarle con esa quemadura.

-No debo tocarlas ¿no?- En vez de bajar su mano la llevó a mi rostro colocándola en el.

-No, pero no por ser un demonio no puedes tocarla, nadie puede.- Coloqué mi mano sobre la suya acariciándola un poco.

-No paras de sorprenderme princesa.- Sonreí de lado y Amón se apartó de mi.

-Déjame mostrarte las mías.-

Al desplegarlas, una ráfaga de aire llegó a mi y unas alas de plumas negras, se dejaron ver, tan bellas que, al igual que él momento antes, acabé abriendo la boca.

-Son hermosas Amón.-

-No pueden comprarse con las tuyas ni en tamaño ni en cualquier otra cualidad, pero son mis alas.- Me acerqué a él con cuidado, llevando mis alas hacia atrás estirándolas un poco.

-¿Puedo?- Elevé mi mano pero la detuve antes de llevar a su ala derecha.

-No tienes ni que preguntar.- Sonreí al escucharlo y posé mi mano por completo en el plumaje negro.

Amón se encogió al sentir mi tacto y cerró los ojos.

-Es increíble que desates tantas cosas en mi con solo tocarme Alma, quiero decirte que cuando te has entregado a mi has hecho que me sienta el demonio mas lleno de vida que pueda haber en la Tierra.- Mis mejillas se sonrojaron y aparté mi mirada de él.

Amón se acercó a mi y levantó mi rostro.

-Te prometo que no me iré de tu lado, ni en esta vida, ni en la otra.- No dude en besarlo hasta que por falta de aire tuvimos que separarnos.

-¿Te apetece dar una vuelta?- Pregunte sonriendo.

-Como no voy a querer.-

Fuimos al medio del jardín, cogimos impulso y de un salto ya había despegado del suelo.
La noche estaba espectacular desde las alturas; ambos comenzamos a volar intercalando giros y acrobacias en el aire.
Me sentía tan libre que deseaba que nunca se acabara aquel momento.

En un giró, Amón se posicionó debajo de mi, fue entonces cuando dejé de aletear y caí en picado; la velocidad que llevaba podría superar los doscientos o trescientos kilómetros pero para un Ángel controlarnos en el aire era sencillo.
Hice unos giros y vi como Amón me sobrevolaba a unos metros entonces volví a extender mis alas y un sonido que cortó el viento se escuchó en el cielo.

La oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora