Capitulo 11

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Abrí los ojos lentamente ya que me pesaban como nunca antes.

-Menos mal ya estás despierta princesa.-

-¿Amón?- Había reconocido su voz.

-¿Te encuentras mejor?- Samuel estaba a mi lado sentado a un borde de la cama.

-Si.- Pensé en la sombra del pasillo y el dolor en mi pecho.

-¿Que es lo que ha pasado?- Junier también estaba allí, parado al otro lado de la cama.

-Dame tu mano.- Dije sin pensar.

Pero Junier no movió ni un músculo en cambio Amón no dudo en dármela.
Entonces como si de un disco se tratase le mostré lo que había visto.

-Era un "Ignari umbra" un "Sombra inconsciente".- Conocía que clase de entidad era.

-¿Que acabas de hacer?- Dijo Samuel.

-Dame la mano tu también y te lo muestro.

Hizo lo mismo con Samuel y este se quedó atónito al ver las imágenes en su cabeza.

-¿Cómo lo haces?- Preguntó después de ver el recuerdo.

-Lo pienso y lo hago.-

-Es normal.- Dijo Junier después de un rato sin hablar.

-Es normal si lo había hecho antes, ahora mismo quiere decir que sabes utilizar los dones inconscientemente.- Aclaró Amón.

-Esta bien, tengo que levantarme.- Intenté ponerme erguida en la cama, pero tanto Samuel como Amón me lo impidieron.

-Descansa Alma, ahora nosotros nos ocupamos del resto.- Samuel cogió una manta y me la echo por encima.

-Junier y yo investigaremos que es lo que buscan específicamente.- Samuel sabía que Amón y Junier se negarían a ir juntos a cualquier lugar y él se ofreció.

-Esta bien yo me quedaré con ella, no le pasará nada.- Amón sonrió a la vez que me cogía la mano.

-Ya le ha pasado.- Junier se movió de donde estaba y se dispuso a salir de la habitación.

-En un día conmigo ella a logrado un "estado" en cambio en un año contigo solo a logrado permanecer escondida.- Las puños de Junier se tornaron blancos pero en vez de contraatacar salió sin más de la habitación.

-Déjalo Amón debe de estar frustrado por todo y lo entiendo, necesita tiempo.- Agarré la mano de Amón y enseguida este me dio un beso en el dorso de la misma.

-Será mejor que me vaya cuanto antes así tendremos más tiempo.- Samuel se despidió de mi dándome un beso en la frente y salió de la habitación.

-Tened cuidado por favor es peligroso.- Dije antes de que cerrara la puerta.

-No te preocupes por nosotros Alma.- Y con esa frase se despidió de mi.

-Estarán bien Alma, saben cuidarse.- Miré a Amón fijándome que tenia un golpe en la mejilla.

-¿Que tienes ahí?- Levanté mi mano tocando levemente la parte morada de su cara.

-Cuando caiste al suelo Samuel no se percató de nada y logró golpearme.-

-¿Te duele?- Amón sonrió y negó con la cabeza.

-Quiero hacer una cosa Alma.- Mi corazón se aceleró sabiendo sus intenciones.

-Hazlo.- No pensé mucho en la respuesta.

Una de sus manos se posó en mi mejilla y nos acercamos para rozar levemente nuestros labios.
Mi respiración no tardó en agitarse y no quise perder la oportunidad de besarlo; fue suave al principio acostumbrándonos a los movimientos del otro pero Amón se colocó encima de mi y eso hizo que mi cuerpo pidiera más volviéndose los besos desenfrenados y con deseo.

Levanté la camiseta de Amón y enseguida dejé besos por su cuerpo; este también levantó me camiseta y quito mi sujetador para lamer mis senos y dejar besos por ellos.

Me sentí bien a decir verdad, lo deseaba como nunca antes a otro y eso me producía un cosquilleo e el estómago.

-Tendré cuidado Alma.- Dijo apartándose un poco y bajando mis pantalones.

Amón me miraba con lujuria y pasaba sus manos por mi cuerpo haciendo hincapié en algunas zonas; en un movimiento rápido bajo mi pequeño tanga y yo abrí las piernas esperando.
Este sonrió y comenzó a lamer con cuidado, por la excitación mi piernas se cerraban pero Amón las apartaba con una mano mientras que con la otra jugueteaba con mis senos.

Mis gemidos llenaban la habitación que parecía vacía ya que retumban en ella; entonces Amón se colocó a mi altura y empezó a besarme con ansias de más; mi mano bajo a sus pantalones aún puesto, tiré de ellos hacía abajo y de sus boxes dejando su miembro libre que agarre de inmediato y comencé a mansturbar.

-Alma...yo...- No dejé que hablara volviéndolo a besar.

Su cuerpo temblaba y eso solo quería decir una cosa, liberé su miembro de mi mano y este agarrando mis caderas, me dio la vuelta quedando de espaldas a él; dejó un camino de besos desde la parte baja de mi espalda hasta mi oreja que lamió.

-Abrete para mi princesa.- No dude en hacerlo y de una estocada se introdujo en mi.

Sentía su miembro encajar a la perfección y todo el placer que producía en mi; Amón controlaba sus envestidas ya que hacia que mi cuerpo se fuera hacia delante por la fuerza en ellas.

Yo me aferraba a las sábanas mientra el se aferraba a mi caderas y mordía levemente mi cuello.
No quería que parara no quería llegar al orgasmo no aún; agarré su muñeca y tiré de ella hacia mi pecho tumbándolo y colocándome yo encima ahora.

-Eres hermosa Alma.- Dijo observando mi cuerpo desde abajo y tocándolo por completo.

Yo solo sonreí para agarrar su miembro y así volver a sentirlo; mi ritmo no era para nada lento y eso hacia que nuestros cuerpos temblaran.

-Amón no aún, te lo pido.- Amón sonrió y me agarró en sus brazos para levantarme y colocarse de pie conmigo encima.

-Di mi nombre alto Alma quiero escucharte.- Este me posicionó en el borde de la cama con las piernas sobre sus hombros.

-Haz que lo diga alto.- Sonrió al escucharme y volvió a penetrarme con fuerza haciendo que ambos gimiéramos.

No quería que parara pero el orgasmo avisaba y no podía detenerlo, no ahora.
Agarré fuerte su pelo ya que había pegado su cabeza al hueco de mi cuello pero enseguida se aparto para mirarme.
Unas gotas de sudor caían de su frente y su pelo azabache estaba pegado en la misma, era hermoso.

-Déjame llevarte al límite.- Asentí y llevé mi cabeza al colchón mordiendo mis labios.

Entonces su mano bajó a mi clítoris y lo tocó, haciéndome explotar en millones de sensaciones nuevas.

Ambos llegamos al orgasmo juntos.
Las respiraciones agitadas se mezclaban al igual que el sudor pero que importaba ahora, nunca me había sentido tan viva y tan feliz.

Amón intentó hablar pero apenas podía y estaba segura de que si yo lo intentaba también, tampoco podría.
Levanté su cabeza colocando mi mano en su mandíbula y le di un besó en los labios distintos al resto que le había dado antes.
Ambos permanecimos en la misma posición un rato hasta que relajé mi cuerpo y Amón salió de mi.

-Quiero que te duches conmigo.- Yo mantenía los ojos cerrados pero sonreí y no tuve que abrirlos para ver que él también sonrió.

Amón me cargó en sus brazos y me llevo al baño, llenó la bañera y ambos nos metimos en ella.

Hablamos, jugueteábamos y reíamos por todo haciendo que por unas horas perdiera la preocupación y la noción del tiempo.

En esos momentos una felicidad extraña me llenó por completo y yo solo me entregué a ella.

La oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora