Capitulo 5

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Llegamos al infierno por una de sus tantas entradas en la Tierra.
Todo estaba en calma, eso hizo que por unos momentos tuviera algo de miedo.

En el infierno reina el caos en su plenitud, todo obviamente supervisados por guardias y la fría mirada de Azacel.

No tardamos en llegar al gran castillo negro donde reside Azacel, los guardias custodiaban la puerta junto a sus canes; estos canes son grandes animales, si así se pueden llamar, sin nada de pelo y con una piel casi gris en su totalidad.

Tienen garras parecidas a las de un oso, su lomo está cubierto por unas púas con las cuales, además de arma de defensa, utiliza para comunicarse con los de su especie.
Su ojos son negros pero a la hora de cazar se vuelven dorados, sus largas colas acaban en una especie de aguijón venenoso y sus fauces son tan grandes y fuertes que pueden partir a una persona normal por la mitad.

Si no te mata con su veneno te mutila y mueres por las heridas y perdida de sangre.
Son grandes custodios y rastreadores.

(Adjunto una foto de los canes.)

Entramos sin problema alguno con paso ligero hasta una habitación en la parte superior de la casa

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Entramos sin problema alguno con paso ligero hasta una habitación en la parte superior de la casa. Sus puertas estaban abierta dejando ver a unos sacerdotes con sus típicas túnicas rojas, al terminar de hablar Azacel nos llamó para que pasáramos.

Si alguna vez pensé que Azacel imponía miedo y respeto aquellos pensamientos se quedaban cortos con la imagen ante mis ojos.
Los cuerpo de los guardias a mi lado al igual que el mio, se tensaros al ver la apariencia de Azacel.

Su cabeza contaba con dos pares de cuernos; los primeros situados en la parte delantera curvados hacia los lados y los segundos encima de ellos apuntando hacía arriba.
Su rostro dejaba ver sus dientes largos y afilados además de poseer unos ojos en dorados que eran imposibles de mirar fijamente.

(adjunto una aproximación del rostro de Azacel)

(adjunto una aproximación del rostro de Azacel)

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Enseguida bajé la mirada al suelo.

-Irás con Ceteu y un grupo de soldados a buscar a Alma, confió en ti Amón, no me falles.- Sus voces se mezclaban formando una sola.

Solo asentí sin despegar la vista del suelo; sus pasos se escucharon cerca y me cuadré delante de él con mis manos a mi espalda.

-Dejo en ti el cargo de dar con ella y traerla aquí, no habrá consecuencias en tu caso si fallas, pero la encontrarás ¿verdad?- Aquellas palabras no eran nada amigables y no iban con buenas intenciones.

Era notoria la ira en él y la necesidad de dar con ella.
Azacel hizo un gesto con sus manos y ambos guardias a mi lado salieron de la habitación cerrando la puerta tras ellos.

-No quiero decepcionarte Azacel.- Me atreví a decir sin levantar mucho la voz.

-No lo harás.- Esta vez si reconocí su voz habitual y mire hacia él.

Su apariencia era la que usaba en la Tierra y eso me tranquilizo.

-La quiero aquí en esta misma habitación en menos de dos días.-

-¿Que harás mientras?- Me acerqué a una silla para sentarme y tomar una posición más relajada.

-Si voy ella sabrá donde estoy y antes de que cuestiones nada, hay algo que debo darte.- Este se giró sobre si para abrir un cajón y sacar de el lo que parecía ser un anillo.

-Este anillo es único en su poder; lo tendrás tu.- Me tendió su mano y me dio el pequeño objeto poniéndomelo enseguida.

-Ella puede saber en cualquiera momento donde esta cada presencia sobrenaturales pero con eso no podrá ni verte si tu lo deseas.- Entonces me di cuenta de su plan.

-El resto de soldados son señuelos ¿no es así?- Azacel se sentó en su silla destrás de la mesa y me ofrecio una copa.

-Limítate a buscarla, con Ceteu darás con ella muy fácil, te acercaras solo y la traerás.- Vi en su rostro una expresión conocida.

-Temes que ella este con alguien.- Su mirada se clavo en mi pero esta vez cargada de incertidumbres.

-Se quien se la llevo y se porque esta con él.- Mi asombro hizo que casi me atragantara con el trago.

-¿Desde cuando lo sabes y si sabias quien era porque no planeaste esto antes?-

-Hace unas semanas, en una de mis noches sin dormir, simplemente pensé con claridad y vi la realidad tal y como es.- Dejé la copa en la mesa esperando que continuara hablando.

-Junier fue quien se la llevo.- Hizo una pausa para llevarse las mano a su mejilla. -La noche que Rafael le atravesó el pecho a Alma con esa daga y aquella luz bajo del cielo para curarla no solo me di cuenta de que ese "alguien" que la salvó se trataba de Junier sino que de algún modo están conectados.- La respiración se corto de ambos en la sala, esa afirmación solo quiere decir una cosa.

-No es posible...- Dije intentando pensar la situación con calma ya que por primera vez me estaba dando cuanta de lo importante que era Alma.

-Lo es Amón, Alma es una "Alis aureis" (Alas doradas).-

-Azacel piénsalo de verdad, hace milenios que dejaron de existir.- Azacel entonces miró a la nada pensado quizás en como no se había dado cuenta antes.

-Un Ángel guardián solo tiene la capacidad de cuidar a sus protegidos mandando señales que son inapreciable pero funciona a su modo, en el caso de Alma ella no solo es capaz de verlo sino que puede hablar con el y lo que es mas importante ambos pueden verse y son corpóreos el uno para el otro.-

-Por eso ella...- Apenas podía hablar.

-Por eso ella posee tan magnifico y poderoso don, Dios no esta a su lado porque no puede dominar su voluntad y por ello mando matarla.-

-Si todo eso es cierto Alma es el ser más poderoso que hay en la Tierra Azacel.-

-Lo es, no conozco sus motivos para estar ocultándose de mi pero aún sabiendo todo esto y sabiendo que los de su especie fueron nuestros mayores enemigos, la amo y eso no cambiará nunca.-

-Azacel yo...- Este se incorporó dirigiéndose a la salida.

-Solo...tráela a casa Amón.-

Me levanté de la silla y fui a su lado.

-Lo haré, te lo aseguro.- Di una palmada en su hombro y salí de la habitación sin saber realmente donde ir en ese momento.

La historia de los "Alis aureis" (Alas doradas), es simple.
Cuando la guerra entre Demonios y Ángeles gobernaba la Tierra, Dios creo unos seres que sobrepasaban cualquier límite establecer por la naturaleza de nuestros mundo.

Los "Alis aureis" (Alas doradas), fueron creados y mandados a la Tierra en cuatros días, esos días previos a la masacre que mas tarde sería llevada a cabo, se conocen como los días de las brumas, por la gran ventaja que los Demonios consiguieron.
Pero como bien se recuerda, aquellos seres acabaron con todos los demonios en la faz de la Tierra.
Después de la guerra Dios simplemente los desvaneció por poseer dones que podrían desafiar su mandato en el cielo. Desde entonces no se tienen registros o evidencias de que algunos sobreviviera.

Pero ahora, ahora que Alma es uno de ellos quiere decir que quizás y solo quizás si no sabe en que bando esta, la guerra que una vez se dio por finalizada vuelva y esta vez será peor.

La oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora