Enseguida llegamos al coche y abrimos las puertas traseras.
La escena que pude ver no solo me produjo risa sino que estaba impresionado por los reflejos de Samuel.
La lanza había atravesado la parte baja del asiento trasero que esta situación justo en el medio; Samuel estaba completamente estirado con sus piernas abierta ya que debajo de sus parte, a varios centímetros se encontraba la lanza.Junier y yo nos reímos sin tener en cuenta que podría haber muerto.
-¡¡¡PEDAZO DE IMBECILES, SOIS UNOS DESCELEBRADOS AL COLOCAR EL PUTO COCHE ENFRENTE DEL PORTAL Y ENCIMA ENCERRARME EN EL CON EL SEGURO!!!- La ira en su voz hizo que nos riéramos más.
-¡¡¡QUE ME SAQUEIS DE AQUI YA!!!- Aun entre risas Junier sacó a Samuel del coche.
Suspiramos aliviados al ver que los tres estábamos bien y el plan, aún con sus dificultades, había salido bien.
-Vamos con Azacel.- Dijo Junier.
Los tres caminamos hasta llegar junto a Azacel que estaba con la cabeza agachada, la espada ya no estaba en su pecho y la herida había curado.
-Azacel todos estamos aquí por Alma y todos hemos sacrificado cosas por lograr llegar a este punto.- Dijo Junier pero Azacel no se inmutó.
-Ella necesita nuestra ayuda mas que nunca y no solo nos necesita a nosotros, sino también a ti.- Siguió Samuel.
-Ella te perdonó.- Dije y tanto Samuel como Junier me miraron confuso ya que estaba cambiando el rumbo de la conversación.
-Hace mucho que lo hizo, te quiere, de eso no tengo dudas, todos hemos cometido errores y ahora podemos solucionarlos y ayudar a quien amamos.- Azacel me miró, sus ojos seguían desprendiendo la impotencia y el remordimiento.
Alce mi mano para ayudarlo a levantarse pero no reaccionó.
-Ella nos necesita ahora.- Volvió a mirarme y esta vez estrechó mi mano.
Hice fuerza para levantarlo ya que aún me encontraba débil.
Todos nos miramos sin decir nada hasta que Samuel rompió el silencio.-No había terminado de pagar mi coche y yo creo que ya no podremos usarlo.- Samuel miró el que fue su coche y llevó una de sus mano a su nuca rascándola un poco.
-No hace falta.- Azacel nos miró a todos y alzó sus manos.
Todos nos agarramos de las manos formando un circulo.
-Cerrad lo ojos.- Hicimos caso y cuando los volví a abrir nos encontrábamos en la recepción del edificio donde Alma había se quedado.
-Huele a muerte.- Pronuncié.
-Esta arriba.- Dijo Azacel que comenzó a caminar hacía las escaleras.
Todos lo seguimos, subimos unos cinco pisos hasta que vimos un pasillo largo lleno de cadáveres.
Samuel se tapó la boca para no vomitar y el resto seguimos avanzando sin cuidado.Unas puertas de madera se mantenían cerradas, había marcas de manos ensangrentadas en ellas.
Azacel posó su mano en el pomo y con cuidado abrió la puerta.
En la sala había una gran mesa que se extendía hasta llegar a unos ventanales donde Alma, estaba sentada de espaldas mirando por ellas.
Dentro había más cadáveres, en los alrededores de la mesa.-Esperad aquí.- Habló Azacel e hizo un gesto con su mano.
Los tres obedecimos quedándonos en la puerta.
Azacel llegó a Alma con paso calmado y se puso de cuclillas al lado de ella.
Alma no se inmutó, seguía mirando por la ventana quizás perdida en si misma.
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La oscuridad.
Teen FictionCONTINUACIÓN DEL PRIMER LIBRO: "Mi Luz". Qué fue de él sin ella. La perdió una vez más y quizás para siempre. Pero, ¿Y si ella esta viva? ¿Qué será de ambos ahora después de transcurrir un años? ¿Por qué Azacel no sabe nada de Alma desde aquella no...