Capítulo 5.

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—Estoy... agotada.

Me dejó caer de golpe en el sillón bajo la atenta mirada de Thania que disfruta su cena como si nada. Se ríe por lo bajo lanzándome un cojín en la espalda.

—¿Tan pronto te has cansado de tu trabajo? —me molesta—. Creí que tendrías mucha mas resistencia.

—No soy de fierro, cariño. Es normal que me muera de cansancio.

Suelto mi cabello de la coleta que he llevado durante toda la mañana y tarde. Mi cerebro necesita dejar de estar tan apretado si quiere descansar.

—Ha pasado un mes —murmuro aún tendida y colocando mi brazo sobre la frente—. Un laaargo mes. Necesito vacaciones.

—Eres una floja —se burla—. Estoy segura que ni siquiera hiciste mucho hoy.

—¿Qué no? Hoy tuve todos los turnos ocupados. No hubo ni un espacio en mi agenda.

—Ya veo.

Se pone de pie caminando hacia la cocina como si nada pasara. Claro que para ella es más fácil porque bajo su condición solo trabaja algunos días. Me levanto aún con el cuerpo pesado y la sigo de cerca hasta la cocina también, en donde me apoyo en la mesa.

—¿No has pensado en cambiar tus turnos? —pregunta sirviendo un plato de comida—. Puedes tener otro horario si así lo quieres.

—¿Cambiar mis turnos?

—Si... bueno, el turno nocturno debe ser más tranquilo que de día.

—¿Quieres que yo cambie mi turno de madrugada? —pregunto entre la ofensa y la diversión—. Sabes muy bien que ese turno no existe para nosotras. Solo se puede elegir entre mañana o tarde.

—O el día completo —señala—, como hoy.

—Es una opción —me encojo de hombros.

Me río tomando un plato para servirme la cena. Se supone que hoy le tocaba a Marco la cena y me sorprende el hecho de que no haya pasado de sus deberes y lo haya cumplido. Camino de regreso a la sala, volviendo a dejar mi cuerpo en el mismo sillón de antes.

—¿Cómo van los días en tus turnos? —pregunto dando el primer bocado. Ella suspira pesadamente—. Casi no me has contado mucho.

—El jefe de piso es bastante extricto conmigo —murmura con una almohada en la cabeza—. Pero gano dinero y eso me motiva. No voy a rendirme tan fácilmente.

—Lo sé, si no fuera por el dinero nadie trabajaría.

Doy un bocado más a la cena y sorprende el hecho de que haya sido cocinado por Marco.

—¿En serio Marco hizo esto? Sabe muy bien.

—Hoy fue muy colaborador con el departamento.

—¿Y eso se debe a...?

—No lo sé. Sigue pasando de mi así que dudo que pueda preguntarle algo.

Por la forma en la que lo dice todavía sigue triste de que las cosas vayan tan mal con ellos.

—Lo extraño —admite—. Me gustaba cuando ambos discutíamos y peleábamos sin razón. Que me dijera cosas y yo pudiera insultarlo de la misma forma. Quiero que eso regrese, Karol.

—Creo que sabes cómo puede arreglarse eso, ¿no?

Me mira triste. Sabe que lo extraña pero está negada a admitir que todo esto es producto de sus miedos.

—Si fuera tan fácil...

—Lo es —añado—, el problema es que él no quiere seguir viéndote y tú no quieres admitir que si lo quieres.

DIOSA 3 | El hechizo final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora