Ruggero.
Agustín ronca como un león —o algo parecido a eso— sobre el escritorio, bajo la mirada juzgadora de Ezra; y la mía, por supuesto. Ni siquiera puedo entender el porqué vino a trabajar si tenía la resaca más monumental de su vida y muy pocas ganas de vivir. Aún así está aquí, dando pena y de paso vergüenza. Aunque no sé si tanta como la que estaba dando anoche.
Cómo era de esperarse, fue mucho más difícil sacarlo de ese lugar de lo que ya me imaginaba.
Pero costó mucho más dejar a Karol sola en medio de la noche después de lo bien que la habíamos pasado juntos. Aún si no podía dejar solo al idiota alcoholizado que tengo en frente mío justo ahora en un lugar de mala muerte; y si hablamos de probabilidades, Karol tenía menos probabilidades de morir en mi casa a diferencia de él.
—¿Crees que deba quedarse aquí? —Ezra lo toca con un dedo como si fuera un animal muerto y con cara de "esto no puede ser"—. No quiero escándalos aquí, y ni siquiera sé el motivo de tan abominable estado.
—Su mujer lo dejó —me encojo de hombros mientras me siento una de las sillas—. Si la pobre Jenna hiciera eso contigo, tú estarías peor.
Hay un momento de silencio en él que Ezra me mira sin entender.
—¿Su... qué?
—Lo que oíste.
—¿Cómo que Valentina lo dejó?
—Bueno, es lo único que ha repetido desde anoche. Es real supongo.
—¿Y se te ocurrió traerlo aquí? —reclama, mirándome como si fuera a sacarme la cabeza—. ¿Esa era tú mejor solución?
—¿Bueno que querías? ¿Mi familia con un borracho en medio de la madrugada llorando como alma en pena? Mi hija y tu hermana no merecían ese espectáculo.
—¿Y mi empresa si?
—Sí.
Su boca se abre, estupefacto por mi respuesta. Masajea su cienes con su poca paciencia. Antes de continuar toma una fuerte respiración y me señala.
—Quiero que se vaya de aquí en cuanto su borrachera se pase.
—No puedes echarlo —me quejo.
—No lo estoy echando. Yo me encargaré de pagarle algún hotel en dónde pueda quedarse sin hacer espectáculos.
—O... podrías ahorrarte eso y esperar a que su borrachera le pase.
—¿Y que haré después? ¿Consolarlo?
—Yo puedo llevarlo a mi casa.
—¿Qué? —sigue siendo mi amigo después de todo—. Dijiste que no ibas a llevarlo a tu casa.
—Borracho —corrijo.
—¿Y se supone que debo esperar a que se le pase?
—Dale, amigo. Solo serán unas horas. Puedes cerrar su oficina con llave y nada va a molestarte.
A este paso siento que Ezra va a matarme en cualquier momento.
—De acuerdo —asiente—. Por ahora tenemos una junta con los demás inversionistas en quince minutos, así que hay que prepararnos—dice caminando hacia la puerta—. Nada puede salir mal. Ah, y por favor, mantente alejado de la nueva socia —me recuerda, serio.
—¿Perdón?
—Ya me oíste.
Lo sigo de cerca sin entenderlo.
—¿Qué es esto? ¿Un ataque de celos?—sonrío de lado, con burla.
—Sabes de lo que hablo —advierte—. No te pases de listo.
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DIOSA 3 | El hechizo final.
FanfictionNadie más que nosotros sabe cuanto nos dolió la despedida. La historia tormentosa nos persigue, pero ahora que he vuelto, ¿Lograremos escribir un final que nos guste?