Capítulo 9.

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Estoy... agotada.

Durante la noche me obligué a quedarme para preparar mi perfecto currículum que me servirá en mi búsqueda de trabajo ya mismo. Ya van casi tres días de mi regreso, pero mis padres se han encargado de entretenerme en cualquier cosa que me haga olvidar que tengo una responsabilidad, pero no puedo seguir permitiéndolo.

Tengo que ser independiente.

Lo he sido durante mis años lejos, quiero seguir siendo eso ahora.

Al inicio; cuando no estudiaba nada y no sabía que hacer con mi vida, me encargué de trabajar en una especie de restaurante que funcionaba por la noches como una discoteca. Yo era quien se encargaba de la limpieza de mesas y el orden de las mismas para los que pasaban sus noches en ese lugar. No era la paga del año, claro, servía al menos para sobrevivir en los primeros días.

Y ahora que ya tengo una profesión de buena base no puedo desperdiciarla. No cuando sé que puedo obtener más.

Acomodo por última vez mi ropa frente al espejo, reviso mi cabello y tomó el bolso antes de salir de la habitación.

Ya he desayunado hace mucho, así que no hay forma de que mamá y papá lo usen como excusa, ellos —por lo que entendí mientras me contaban sus vidas— ahora solo se encargan de la parte administrativa de su bufette y se pueden dar el lujo de descansos más largos, muchos más largos que el de cualquier de nosotros.

—¿A dónde vas? —mamá pregunta con una sonrisa mientras bebo el jugo que una de las chicas del servicio me ha servido.

Eso es lo único a lo que no me niego.

—Debo buscar trabajo —musito dejando el vaso en el lavaplatos, después me giro a verlos—. Es hora de volver a la rutina de trabajo y esas cosas.

—¿Estás segura? —pregunta mamá.

—Te hemos dicho que no es necesario —papá mueve la cuchara en su café, lo miro.

—Y yo digo que es más que necesario. Necesito ser independiente —explico.

No puede ser muy difícil entender que ya no soy más la pequeña niña y la loca adolescente de la cual cuidaban.

—Aquí te damos todo —insiste él.

—Papá... —musito con paciencia—, yo he vivido años sola, lejos de todo esto. Y si, es cierto que fue difícil al inicio, no lo niego, pero logré todo lo que tengo ahora, y trabajar no es nada raro en mí. He salido adelante para mí bien.

Ambos lo dudan.

—Pero...

—Ezra y Madisson trabajan ahora mismo, y no han muerto por hacerlo. La empresa y el estudio contable los hacen sentir orgullosos, pues yo aspiro a lo mismo. Un trabajo seguro y muchos logros más.

Papá suspira poniéndose de pie. Parece que se da por vencido cuando se acerca hasta mi.

—Suerte, cariño —deja un pequeño beso en mi frente—. Estoy seguro que encontrarás algo. Espero que eso te haga feliz.

Sonrío. Veo que lo han entendido muy bien.

Me despido de ambos rumbo a la búsqueda de un trabajo y espero contar con mucha suerte. Cómo claramente no tengo un auto aqui me veo en la obligación de tomar un taxi de la calle que se encargue de mi transporte.

Mi primera parada es un hospital de muy buena reputación, el cual es muy lujoso por dentro y del cual espero muchas cosas positivas en cuanto me acerque. Me encargo de presentar todo y aunque no hay puestos vacantes prometen leer mi curriculum y llamarme si les llamo la atención para una posterior entrevista y una prueba.

DIOSA 3 | El hechizo final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora