Beautiful Lie- Izuocha

La futura señora Midoriya

De ante mano, gracias por leer

𝕭𝖊𝖆𝖚𝖙𝖎𝖋𝖚𝖑 𝖑𝖎𝖊

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¿Qué iba a hacer ahora?, no podía decirle a ella que había cambiado de opinión.

──¿Sucede algo? ──. Ochako se acercó a él.

Pues claro que sucede algo, la ha llevado a su casa, donde están la chismosa de su tía y el odioso de su primo.

Izuku se dio de la vuelta de golpe, incluso se preparó para lanzar una patada de grulla. Ciertamente aun estaba algo nervioso por lo del bandido.

La castaña arqueó una ceja, definitivamente pasaba algo.

──Es que…olvide mis llaves──. ¡Mentira!, las tiene en su bolsillo  pero no se lo digan a Ochako ¿vale?.

──Pues toca el timbre──. Dijo ella con cierta obviedad.

──Claro──.

Mierda,¿y ahora?.

Al final terminó abriendo la puerta, invitando a la castaña a pasar primero. Pero Ochako no avanzó mas allá de dos pasos, pues chocó con alguien. Un joven con cierto parecido a Izuku, de cabellera oscura, ojos mas afilados y tan oscuros como su cabello y sin pecas.

El joven la vio de pies a cabeza.

──Los angeles caen del cielo──. Pronunció, logrando que Ochako se sonrojara.

Izuku se acercó y sin siquiera pedir permiso, tomó a la chica de la cintura y la atrajó hacia él.

──Se llama Uravity, no angeles…──. El pecoso no había logrado escuchar del todo bien las palabras del pelinegro.

Uraraka se sobresaltó levemente ante la cercanía del pecoso.

──Uravity, bienvenida. Veo que ya conociste a parte de la familia──. Pronto llegó Inko, para salvar a Ochako, quien ya se estaba sintiendo incomoda en medio de aquellos dos jovenes.

──De hecho, aun no nos presentamos──. Habló el pelinegro, sin despegar su mirada de la joven castaña. ──Yo Shindo, es un placer señorita Uravity──. Tomó la mano de Ochako y depositó un beso en ella.

──Sí. Esa…esa soy yo, Uravity──. respondió entre risas, a la vez que una boba sonrisa se dibujaba en su rostro.

──La futura señora Midoriya──. Complementó Izuku apegándola más a él, logrando que Ochako se sonrojara.

El pelinegro sonrió con burla y luego señaló su propia mejilla.

──Sigues metiendote en problemas, ¿no, Izuku? ──.

El pecoso frunció el ceño y cubrió su herida.

──Por Dios Izuku, ¿Qué te pasó? ──. Inko no había notado su herida.

──No es nada grave──. Trató de tranquilizarla, mientras era alejado levemente de los otros dos.

──¿Dónde esta mi padre? ──.