Dedicatorias y Prólogo

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Para todas esas personas estancadas en la rutina. 

Para todas aquellas personas que no encuentran el rumbo de su vida.


· · · Prólogo · · ·


Corría, la chica corría descalza, el mal terreno no le molestaba. Llovía, la lluvia golpeaba su cara con fuerza, pero a ella no le importaba. Luces, habían luces y sirenas de coche por todo el lugar. Gritos, se oían gritos que eran como llantos sin consuelo. 

Antes lo tenía todo y ahora solo le queda la esperanza, la esperanza de saber que algún día todo iba a volver a la calma, a esos cero grados en los que se encontraba en un principio, en esa posición en la que todo estaba seguro. 

Una vida perfecta y planificada que nunca volverá a ser lo que era, pues todo ha cambiado desde que llegaron a aquel lugar. Se empezaron a escuchar disparos: uno, dos, tres... Sus piernas comenzaban a fallarle, la lluvia y las lágrimas le impedían ver con claridad. Una silueta encapuchada aparece en su visión y de repente esa silueta sale corriendo hacia ella, la coge al vuelo, se la sube a su hombro y la lleva corriendo a lo que parecía una lancha, luego la sube, coge el timón y acelera. 

Las sirenas de los coches cada vez se escuchan más lejos, los disparos cesaron y la calma llegó, o eso parecía. Una segunda persona estaba subida en la lancha, levanta a la chica con cuidado y la sube a su regazo, está tan cansada que no hace ningún movimiento para evitar tal cosa. 

Ahora solo queda que el transportador de ángulos vuelva a su posición inicial, al punto de partida, a ese lugar en el que inicialmente todo era ideal, al menos hasta que el ángulo de su vida quedó girado a la mitad, en noventa grados.


JEJEJEJEJE, parece que comenzamos fuerte. Tendremos que seguir leyendo para saber todo lo que ha pasado para que la historia llegue a ese punto tan desorbitado... Rumbo a dos meses atrás.

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora