Capítulo 28 ··· L

11 1 0
                                    


You're On Your Own, Kid ··· Taylor Swift

Abrí los ojos como platos al darme cuenta de que ella había utilizado la misma frase que yo usé en su momento, la misma frase que escribí en la carta que le di cuando ese desgraciado casi la viola, cuando de no ser porque yo estaba ahí...

Dejé de pensar cuando ella se movió en la cama y se incorporó, para luego terminar de levantarse, ponerse el vestido que yo previamente le había quitado e intentar tirarme de la cama cogiéndome por el tobillo. No me quedó más remedio que reírme y acompañarla por el pasillo, en el cual no había ni una sola persona, tal y como pasó cuando dejaron a Bianca sola en la casa.

Hablé con Carlo y me dijo que Alessia la dejó en su habitación, pero que por alguna razón ella vino a la mía, y bueno pues luego pasó aquello...

Decidí no contestar a su mención de esa frase, porque sabía que no sería lo suficientemente fuerte como para que ella no me descubriera, pero no tenía idea de si ella ya sabía que yo era la persona que la salvó. Prefería intentar retrasar esa conversación hasta que ella volviera a mencionarla.

Respecto a la llamada que ella escuchó, olvidemos eso y hagamos como que no ha pasado, todo será mejor si esa conversación no sale a la luz y mucho menos si sale a la luz con Bianca, ella no tenía que saber esto bajo ningún concepto, bueno ni ella ni ninguno de los demás. Pero era obvio que tarde o temprano alguno de ellos se iba a enterar, y no faltaba mucho para eso, ya que me tienen con la soga en el cuello.

En la sala de estar se oía música, y alguien estaba cantando con el karaoke que había conectado a la televisión, parece que era Alessia.

Cuando bajamos las escaleras, Pietro y Carlo estaban en el portón de la casa, con los brazos cruzados y unas mochilas en la puerta, junto con una nevera de playa. Joder, no me apetece nada tener que coger el coche e ir hacia el pueblo ahora, estaba demasiado bien en esta casa enorme, haciendo lo que a mí me diera la gana.

Miré a Bianca a mi lado y a ella tampoco le parecía buena idea salir de casa ahora, ya sea porque aun le dura la resaca o porque tiene muy reciente que ayer fuéramos a la playa, y eso de ir dos días seguidos pues era una mierda, al menos para mí.

—Venga, se nos va a hacer tarde y no vamos a poder disfrutar de las pocas horas de sol que quedan —dijo Carlo cogiendo la mochila y colocándola en su hombro.

—¿Hay que ir hoy a la playa obligatoriamente? —preguntó Bianca suspirando.

—Sí, bueno vosotros si queréis pues quedaros aquí, pero nosotros nos vamos a ir.

Bianca puso mala cara y se giró para supongo que ir a su habitación y coger las cosas.

—Bueno Carlo, si no les apetece ir a la playa pues podemos hacer otra cosa, ya
fuimos ayer y la verdad es que a mí tampoco me apetece mucho ir hoy, tenemos toda la semana para ir —dijo Pietro, quien hasta ahora había estado callado y mirando hacia el suelo, mordiéndose las uñas claramente avergonzado por lo que había visto hace algunos minutos.

—Podemos ir a dar una vuelta por el centro del pueblo, mirar algunas tiendas y tal; hacer de turistas por una tarde —sugerí.

—¡Sí! —Dijo Alessia parándose a mi lado—. A mí tampoco me apetece nada ir a la playa hoy.

—Voy a avisar a Bianca para que no prepare las cosas y que se vaya vistiendo y tal —dije quitándome un mechón de pelo que caía por mi frente.

—Bueno, pues nada, que no se me tenga en cuenta para nada, qué más da... —se lamentó Carlo.

—No te enfades princesa, mañana vamos adonde tú quieras —le respondí agarrándole un moflete como si fuera un niño pequeño.

Carlo cogió la nevera y la colocó en la isla de la cocina, supongo que para sacar toda la comida que había metido en ella. Se piensa que íbamos a ir a la playa para pasar un mes allí. Cuando digo que él es una maruja con familia numerosa, no lo digo para bromear.

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora