Capítulo 22 ··· L

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Alessia y Bianca llegaron a la mesa en la que estábamos en el bar con los ceños tan fruncidos que sus cejas casi llegaban a tocarse la una con la otra.

Sin duda habían tenido una charla que no había ido del todo bien, después de que Carlo tirara de la manta y casi dijera que esta tarde iba a follar con Alessia... La verdad es que yo también me enfadaría si mi hermano inexistente está saliendo con mi mejor amiga y ella no me ha dicho en ningún momento que está con mi hermano; me sentiría como si mi mejor amiga no tuviera la confianza suficiente como para contarme una cosa así.

Cuando ellas se fueron tuve una pequeña charla con Carlo, después de contarle a Pietro lo que había pasado entre Carlo y Alessia. Pietro decía que Alessia iba a volver arrepentida a los brazos de Carlo, y que si él la había tratado bien no iba a tardar mucho tiempo en volver corriendo a su lado.

También dijo que lo que hay que hacer en una de estas situaciones es actuar usando el látigo de la indiferencia, y yo no puedo estar más de acuerdo.

Recuerdo que cuando estaba en mi adolescencia, las chicas que más caso me hacían eran las que antes me aburrían, pero que en cambio, las chicas que más me ignoraban o las que menos caso me hacían eran las que más me terminaban obsesionando. Cuando una chica iba detrás de mí, casi siempre terminaba fracasando en el intento de mi conquista...

—No sé Carlo, ignórala por un tiempo y a ver qué pasa —propuso Pietro—. También deberías de hablar con tu hermana, ella también se ha sentido mal al saber que no has tenido la suficiente confianza con ella como para contarle tal cosa.

—Pero Pietro, no puedo estar sin hablar con ella más de un día. Si cuando se va de mi casa, la echo de menos a los quince minutos —dijo Carlo resoplando.

—Entonces lo tuyo no es amor, es dependencia. Mira, propongo una cosa. ¿Por qué no hacemos una escapada nosotros tres a algún lugar de playa cercano a Florencia, a algún sitio pintoresco en el que podamos ser nosotros mismos sin tener en cuenta lo que la gente diga de nosotros.

—Por mí perfecto, la escuela en la que enseño inglés no abre durante el verano, así que estoy de vacaciones —dije ufano.

—Pero si nos vamos, tenemos que irnos ya, mañana mismo. Esta noche miro algún pueblo bonito que tenga playa y que no esté muy lejos, pero con una condición: quiero arreglarlo con Alessia, y pienso que si ella viene con nosotros a esta escapada, puedo tener una conversación con ella y puede que consigamos volver a estar como antes —dijo Carlo mientras pagaba con su tarjeta al camarero que se acababa de acercar a la mesa.

Igual yo también podría hacer eso mismo pero con Bianca, la verdad es que una escapada de ese estilo es lo ideal para limar asperezas, y puede que ella y yo consigamos afianzar lo que quiera que tengamos en este viaje. Aunque es un poco ridículo decir eso, ya que ella y yo no tenemos nada, así que es bastante difícil afianzar algo que no existe.

Pero a lo que quiero referirme es que en este viaje puede que ella y yo tengamos un poco más de acercamiento, y no solo sexual, y que de este modo podamos comenzar algo. Viendo lo que le ha pasado a Carlo y a Alessia, el compromiso ya no me da miedo.

—Vamos que he dado un discurso de unos quince minutos para nada —dijo Pietro llevándose una mano a la frente en señal de agotamiento.

—Exacto, pero te lo agradezco igualmente. De todas formas voy a ir enviándole un texto largo a Alessia explicándole el plan que tenemos —dijo Carlo mientras todos nos levantábamos de la mesa para irnos hacia el coche y volver a casa—. Y tú también deberías de mandárselo a mi hermana, Louis...

—Prefiero que mañana vayamos a recogerla a su casa y le demos una sorpresa.

—¿Y ya habéis pensado un lugar al que podemos ir? —preguntó Pietro.

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora