Capítulo 24 ··· L

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slower ··· Tate McRae

Me pasé todo el camino con los dientes apretados por culpa de Bianca. Ella había decidido que la mejor opción era apoyar su cabeza encima del hombro de Pietro en lugar de en mi hombro.

Como venganza, puse mi mano en su muslo e hice lo que mejor se me daba en el mundo: ponerla nerviosa. Bianca intentó dormir a lo largo del trayecto, pero yo sabía que si no apartaba la mano de su muslo no lo conseguiría, así que la deje permanentemente ahí, hasta que Carlo parara el motor del coche y lleguemos a algún bar en el que íbamos a desayunar.

—¿Falta mucho para llegar? Llevo meándome cuarenta y cinco minutos —preguntó Alessia.

—Has preguntado cuánto falta para llegar unas seis veces desde que salimos de casa de Bianca —le replicó Carlo—. Y dije mil veces que fuerais todos al baño antes de salir.

—Ya pero en ese momento no tenía ganas y ahora sí, no puedo controlar cuando a mi cuerpo le apetezca seguir el curso de la naturaleza.

Dejé de prestar atención a la estúpida conversación que estaban manteniendo en la parte delantera del coche cuando Bianca se movió a mi lado. Quería comprobar si estaba despierta o no, así que quité la mano de su pierna y me la llevé al bolsillo, para sacar mi móvil.

Ella abrió los ojos ante mi movimiento y luego volvió a cerrarlos inmediatamente.

Perfecto, estaba despierta.

Conecté los AirPods en el móvil y activé la canción que ya estaba escuchando anteriormente, una en inglés que no conocía pero que me estaba encantando.

Luego apoyé la cabeza en el cristal de la ventana, no sin antes volver a poner mi mano en el interior del muslo de Bianca, la cual se sobresaltó y a su vez hizo que Pietro se despertara.

—No os habéis callado en todo el camino —les dijo a Alessia y Carlo mientras que se pasaba las manos por los ojos y comprobaba qué hora era en la pantalla de su móvil.

—Lo siento —respondió Carlo mirando por el retrovisor. Alessia se asomó por el hueco que había entre los dos asientos y se quedó asombrada cuando vio el lugar en el que estaba apoyada mi mano.

La quité lo más rápido que pude, ya que antes eso era algo de lo que solo Bianca y yo formábamos parte y ahora sentía que Alessia también formaba parte, cosa que me incomodaba.

—Y tú no has parado de moverte en toda la hora —le dijo Pietro a Bianca, la cual se acababa de incorporar y ya por fin no estaba apoyada en el hombro de Pietro. De repente pude volver a respirar con total tranquilidad.   

Un giro brusco en el coche hizo que me incorporara también, y dejara de estar apoyado en el cristal. Ya habíamos llegado al bar.

—Ahora os alcanzo, quiero ver la vista —dijo Bianca cuando nos bajamos todos del coche.

Yo estiré las piernas un poco e hice como que iba con ellos dirección al bar, pero cuando no estaban mirando di media vuelta y seguí el mismo camino que había seguido Bianca hace un minuto.

Se había acercado al arcén de enfrente de la carretera, el cual estaba bordeado con una valla metálica. Delante de ella la vista era increíble, se podía ver gran parte de la costa italiana desde aquí.

Bianca estaba grabando con el móvil toda la vista, supongo que para comenzar a hacer uno de sus famosos vídeos recopiladores, su Instagram estaba lleno. Recuerdo que cuando era más pequeña grababa tomas de todo aquello que le llamaba la atención cuando hacía algún viaje, para luego poner todas esas tomas juntas en el mismo vídeo y añadirle alguna música que le gustara y quedase acorde con la grabación.

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora