Capítulo 26 ··· L

10 2 0
                                    


Power Over Me ··· Dermot Kennedy

Menos mal que se dio la vuelta en el último momento y me ayudó a montar en el pedalo, porque de no ser así juro por Dios que no le hubiera vuelto a hablar en la vida, pero todos sabemos que eso no pasará nunca.

—Móntate anda. —Me dijo tendiéndome la mano cuando llegó a mi posición.

Agarré su mano, pero en lugar de subirme en la barca lo que hice fue tirar con fuerza de ella, haciendo que se cayera encima de mí en el agua.

—¡Gilipollas que llevo el móvil! —Gritó cuando salió a la superficie. Menos mal que lo llevaba dentro de una funda acuática anudada a su cuello, así que no se hundió ni tampoco le ocurrió nada, solo se llevó el susto.

Vino nadando hacia mí con rapidez, para posar ambas manos sobre mi cabeza e intentar sumergirme. No lo consiguió puesto que yo quité sus manos de mi cabeza antes de que hiciera fuerza para ahogarme. En cambió yo sí lo conseguí, y cuando menos se lo esperó le hice una aguadilla, manteniéndola bajo el agua durante unos segundos.

—¡No me hagas eso que me da angustia! —dijo mientras tosía falsamente.

—Pero tú bien que lo has intentado hacer. —Me defendí.

—Ya pero eso no cuenta, porque no lo he conseguido, tienes más fuerza que yo.

Intentó ahogarme por segunda vez, pero tampoco lo consiguió porque le
intercepté ambas manos en el aire antes de que lo hiciera.

Cuando la agarré por los hombros y vio las intenciones que yo tenía de volverle a meter la cabeza bajo el agua, me miró con ojos de corderito, suplicándome que no lo hiciera.

—No por favor —dijo haciendo pucheros en forma de broma.

—Quiero algo a cambio —le pedí sumergiéndola poco a poco.

—Hago lo que me digas pero no me vuelvas a ahogar que lo paso fatal.

—Si me das un beso no te hago la aguadilla.

—¿Estarás de broma no? —preguntó enarcando una ceja.

—No, solo que si quieres que te suelte vas a tener que darme un beso a cambió.

Ella puso cara rara pero luego se acercó a mi mejilla mojada y la besó
suavemente.

—Ya está, ahora suéltame —ordenó. Yo negué con la cabeza como respuesta. —Te he dado el beso, tienes que soltarme —volvió a ordenarme.

—No me refería a ese tipo de beso, sino a otro tipo de beso...

—No voy a besarte en la boca.

—Pues te ahogo —dije sumergiéndola un poco más hasta que su barbilla estaba debajo del agua—. Parece mentira que antes quisieras hacerme de todo y ahora seas incapaz de darme un solo be...

Bianca se abalanzó sobre mí, callándome con un beso. Fue un beso rápido, sencillo, pero me hizo sentir cosas que no había sentido en mi vida, cosas que no había sentido con ningún beso que me hubiera dado con otra persona.

Cuando se separó de mis labios, volví a acercarme a los suyos, buscando más de lo que me había dado, de ese hechizo que me había encantado para siempre.

—Si sigues callándome así cada vez que hable, quiero permanecer mudo toda mi vida —dije susurrando contra sus labios para luego volverla a besar. Ella se agarró por detrás del cuello y me rodeó el torso con sus dos piernas, profundizando el beso a su vez.

Nuestras lenguas jugaron juntas, hicieron magia, pero sobre todo se devoraron, se devoraron con fiereza, como si hubieran esperando este momento toda la vida.

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora