Capítulo 13 ··· B

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—Vale, sal del probador, quiero verte. 

Alessia y yo llevábamos toda la tarde en el centro comercial de lujo de la ciudad. Papá nos había dejado una de sus numerosas tarjetas y nos dijo que no escatimáramos, que podíamos gastar lo que quisiéramos mientras que fuésemos guapísimas. En ese momento me estaba probando un traje largo, negro, precioso, con unos encajes que dejaban a la vista toda la espalda. Tenía unas mangas abullonadas de esas que tanto me gustaban. 

Me di el último vistazo en el espejo del probador, me ajusté el pelo a un lado y salí, para que Alessia pudiera verme. 

—Wow, estás guapísima, quédate con ese por favor. 

—Alessia, has dicho lo mismo con los últimos cuatro vestidos que me he probado, pero no me convence ninguno. 

—A ver, si que es cierto que el negro no te favorece mucho con el color de pelo, además, no destacarías mucho ya que los hombres llevarán todos trajes negros. Pasarás desapercibida. 

La verdad es que quería pasar desapercibida, no me apetecía para nada acaparar todas las miradas del lugar, me gustaría que nadie me mirase. De pequeña papá nos utilizaba a Carlo y a mí en esos eventos para que las personas se nos acercasen a decirnos lo "monos" que éramos. A mí eso me incomodaba muchísimo, todo lo contrario que a Carlo, al cual le gustaba mucho llamar la atención y ser el alma de la fiesta. Se lo pasaba bastante bien de brazo en brazo de los desconocidos. 

—Entonces... ¿Este o vamos a otra tienda a mirar algo más? —Pregunto ya cansada de mirar tantos vestidos. 

Alessia se había decantado por un vestido corto de Dior, de color violeta pastel y una chaqueta de pelos de un tono algo más oscuro, con unos tacones del mismo color. Iba a ir guapísima. Yo en cambio aún no tenía ni idea de qué ponerme. 

—Mejor vamos a Versace, seguro que allí hay algo que te favorezca —responde recogiendo del suelo del probador alguna que otra prenda—. Además, lo tuyo son los tonos claros como el amarillo pastel o el azul. 

—Pero, si no encuentro nada en Versace no sé qué hacer. No tengo ninguna idea de lo que ponerme. 

—Venga vamos, no seas tan dramática, seguro que encuentras algo. Estoy segura de que de todas formas tendrás algo guardado en tu armario —comenta apartándose el pelo de la cara y dejándolo descansar detrás de su oreja. 

Nos dirigimos hacia la salida de la tienda, no sin antes dejar en el mostrador los otros dos vestidos que también me había probado. 

Cuando cruzamos la esquina seguida de la salida creo que quise morirme. Mi hermano y Louis estaban entrando en Gucci, supongo que también para comprar la ropa que se pondrán en el evento. Pero un momento... ¿Louis también vendrá? 

Sinceramente desde lo que ocurrió, lo último que me apetece es estar cerca de él. Cada vez que lo veía mi mente recordaba cada una de las cosas que ocurrieron en la fiesta, aunque esas cosas no fuesen del todo malas. Pero despertarme desnuda en su cama hace que me avergüence un poco. 

Recé para que Alessia no los hubiese visto, pero creo que recé tarde. 

—Eh, ¿esos no son tu hermano y Louis? —Pregunto achinando los ojos para verlos mejor—. No tengo las gafas y no veo un carajo. 

—No, no lo son —miento—. Lo parecen pero lo son. 

—Eres una puta mentirosa.Me había pillado. 

—Por favor Alessia, no me hagas esto —supliqué agarrándola del brazo. 

—¿Hacerte qué? 

—Ya sabes, desde lo que ocurrió en la fiesta no quiero estar cerca de él. 

Un Giro en 90 GradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora