Capítulo 14: Colapsando

932 36 1
                                    

Andriano

Charlotte me ha dado una oportunidad para demostrarle que en verdad quiero intentarlo y es algo que aprovecharé al máximo.

Cuando la besé sentí lo mismo que hace años, con la diferencia de que ahora tengo más en claro mis sentimientos y ya no estoy cegado por el odio.

Desde que la volví a ver todo fue diferente, siento unas inmensas ganas de protegerla, de cuidarla y hacerla feliz, a ella y a mi hijo, y ahora ya no tengo miedo a arriesgarme por ellos.

Me sentí tan afortunado y feliz cuando me dijo si, a su manera, pero lo hizo. Aún nos falta conocernos mucho, pero sé que funcionará.

Ahora mismo ella está en su habitación descansando, al igual que nuestro hijo. Mis amigos vinieron a visitarnos y por eso mi hijo termino agotado, no hay duda de que Dante y Andrea serán unos excelentes padres cuando lo sean.

Él sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y cuando veo de quién se trata un mal presentimiento se apodera de mí, pero ignorándolo respondo el teléfono.

—Buenas noches, ¿qué se le ofrece? —pregunto confundido por la hora en que me está llamando.

—Buenas noches, señor Santoro, lamento la hora, pero lo que tengo que decirle no puede esperar hasta mañana —me explica provocando que me alerte.

—¿Tan urgente es? —pregunto tratando de ahuyentar mis miedos.

—Me temo que si —responde con sinceridad —. Su mujer puede que esté en riesgo —menciona y eso es todo lo que necesito para levantarme de un salto de la silla y empezar a caminar hacia la salida de mi despacho.

—¿Dónde nos veremos? —pregunto ansioso.

—En mi oficina —me dice para después despedirse y colgar la llamada.

¿Por qué estaría en riesgo?

***
Apenas entro a la oficina del investigador me recibe este junto a un policía, pero no es cualquier policía, es él que está a cargo del caso en contra de Elliot Messina, Hugo Durant, y Lorenza Lombardi, lo que no entiendo es que hace aquí.

—Qué bueno que llego, sé que lo conoce, y que está confundido, pero es necesario de que esté presente porque es quien nos va a explicar varias cosas —me comenta el investigador y sin más opciones asiento de acuerdo para seguidamente acércame hasta donde se encuentran.

—Como profesional no puedo difundir información sobre los casos, pero he decidido hacer una excepción —me explica el oficial con profesionalismo.

—¿Qué tiene que ver con Charlotte? —le pregunto al investigador sin comprender.

—La señorita Avril, fue a mi oficina hace unos meses atrás, me pidió que le tomara la denuncia que faltaba para meter presos a Elliot Messina y Hugo Durant, solo nos faltaba una víctima más para tener pruebas suficientes, y con la señorita lo obtuvimos —explica y no me gusta nada hacia donde está yendo —. La señorita denunció a ambos por violación, maltrato físico y amenaza de muerte durante los últimos diez años de su vida, Charlotte nos contó su historia para que se hiciera justicia, gracias a ella pudimos encarcelar a esos delincuentes —sigue explicando detalle por detalle, pero ya no puedo escucharlos, no después de procesar esas palabras, no, esto tiene que ser un chiste de mal gusto, no... no pudieron hacerle eso a ella.

—No, ¡No, eso es mentira! ¡Ellos no pudieron lastimarla, no! —digo en un grito lastimero —. ¿Cómo se atrevieron? —pregunto descolocado.

—Todo esto son las respuestas a sus dudas, desde la denuncia que hizo la señora hasta las amenazas que está recibiendo de parte de Hugo Durant —me comenta el investigador al tiempo que me entrega las dichosas carpetas.

Mi dama misteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora