CAPÍTULO 20

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AQUÍ TENÉIS! ESPERO QUE OS GUSTE <3 

NOS VEMOS EL MARTES CON MÁS JEJE

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El impacto del agua helada fue lo primero que sentí y, por un momento, la idea de que aquella piscina debería estar climatizada me cruzó la mente.

No fue hasta que sentí como la fuerza del agua me hacía girar sobre mí misma y me zarandeaba, que me di cuenta de que estaba en graves problemas. Por mucho que moviera los brazos y las piernas, el agua me tenía tan atrapada que no era capaz de salir. Los pulmones me ardían y mis músculos, ya magullados por el entrenamiento, se quejaban. El cuello me dio un tirón tan fuerte, que tuve que reprimir un jadeo por el dolor y mi oídos solo registraban el violento sonido del agua mientras sentía el latido de mi corazón golpeándome violentamente el pecho.

Debía de llevar bajo el agua unos cuarenta segundos. Mi cuerpo estaba a punto de ceder y abrir la boca para aspirar aire cuando el agua dejó de girar de repente, pero yo todavía tardé unos instantes en dejar de dar vueltas. Abrí los ojos, sintiendo cómo me ardían por culpa del cloro, para ubicar en qué dirección estaba la superficie y comencé a ascender a toda velocidad. Los segundo que tardé en llegar a la superficie fueron los más largos de mi vida y cuando saqué la cabeza aspiré tanto aire que comencé a toser sin parar. Alcé el brazo para comenzar a nadar, pero mi mano chocó con algo que no debería estar allí.

Luchando por mantenerme a flote y por recuperar el aire que le faltaba a mi cuerpo, levanté la vista y me encontré con una lona enorme que cubría toda la piscina y que estaba a unos cinco centímetros de mi cara. Tardé unos segundos en comprender que alguien había cubierto la piscina. Conmigo dentro.

Comencé a buscar por todas partes una forma de salir de allí, algún hueco que me permitiera escapar, una escalera por la que subir, lo que fuera, pero por más que busqué no encontré ninguna escapatoria. Mis músculos comenzaron a quejarse por el esfuerzo extra que estaban haciendo para mantearme en la superficie y mi ansiedad cada vez era mayor.

- ¿Estás ahí, chachorrita?

La voz de Amberly me hizo despertar del estado de desesperación en el que me encontraba y no tardé en darme cuenta de lo que estaba pasando. Había sido una idiota por pensar que el hecho de que me hubieran estado ignorando durante todo el día significaba que se habían olvidado de mí. Y había sido una ingenua por presentarme en aquel lugar a medianoche, sin avisar a nadie y pensando que alguien en aquel lugar me iba a querer ayudar.

-Sacadme de aquí- exigí.

- ¿Cómo dices? No te oigo. La cubierta de la piscina no nos deja entenderte.

Las risitas le siguieron a su comentario.

- ¿Qué queréis? - pregunté. No me avergonzaba admitir que les hubiera dado cualquier cosa.

-Ahora ya nada, cachorrita. Deberías haber escuchado desde el principio. Nadie nos reta y sale ileso.

-Abre, Amberly. Ya.

Me hundí unos centímetros cuando mis piernas fallaron y estuve a punto de tragar agua de nuevo. No sabía cuánto tiempo más podría aguantar, pero estaba claro que el tiempo corría en mi contra.

-Mírate, ni siquiera cuando estás atada de pies y manos eres capaz de dejar tu chulería de lado. Nadie aquí te va a ayudar, cachorrita. Así que espero que tengas fuerza en las piernas o la capacidad pulmonar de una ballena, porque te espera una larga noche.

Comencé a oír como sus pasos y sus risas se alejaban por el pasillo por el que hacía varios minutos me había adentrado, yo solita, en la boca del lobo. No me molesté en pedirles que volvieran. Sabía que no lo harían. Unos segundos después, oí la puerta cerrarse y después el silencio.

DESPERTAR (MERAKI I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora