CAPÍTULO 32

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SIENTO LA INACTIVIDAD!! PERO HE ESTADO A TOPE ESTAS SEMANAS Y TUVE ALGUNOS PROBLEMAS CON LA EDICIÓN DE ESTE CAPÍTULO... ESPERO QUE LO DISFRUTÉIS!!

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La cena fue una de las cenas menos sanas que recuerdo en toda mi vida y eso era mucho decir. Sobre todo, teniendo en cuenta que la comida del orfanato no hubiera pasado un control de calidad ni en sus mejores sueños.

De alguna manera, Lucy se las había ingeniado para conseguir una pizza barbacoa y, aprovechándose de ser el ojito derecho de la cocinera, había conseguido que se la calentara en el horno mientras Daniel se encargaba de repartir las patatas, las galletas y las chocolatinas en unos platos de cartón de color rosa en los que se podía leer "Happy Birthday" que ni siquiera me molesté en preguntar de dónde los había sacado.

Tyler, por su parte, se había esforzado mucho en fingir que no le pasaba nada mientras se encargaba de buscar una película de miedo en la que salieran "muchas tripas". Mis ojos no paraban de desviarse hacia su lado de la mesa, esperando encontrarme con la misma mirada de tristeza que cuando se había sincerado conmigo, pero nada más terminar nuestra conversación, había vuelto a comportarse como si no tuviera ninguna preocupación más en su vida a parte de no poder evitar dormirse en clase. Y aunque me moría de ganas de contarle a Lucy que nuestro amigo estaba sufriendo en silencio, mi conciencia me recordaba que era Tyler quien debía hacerlo, no yo.

Tras la cena, los chicos se habían ido a su habitación, mientras Lucy se había ido malhumorada a la habitación de una de nuestras compañera de clase para terminar un trabajo en grupo que yo había tenido la suerte de hacer con Tyler y con Daniel. Por lo que me había quedado sola con la intención de repasar un último tema antes de irme a dormir, pero mi mente no estaba de acuerdo con aquella decisión porque en aquellos treinta minutos que llevaba sentada frente al libro, había leído el mismo párrafo una y otra vez intentando retener alguna frase, pero fracasando vergonzosamente. Lo único en lo que mi cerebro podía centrarse era en Tyler, en el alumno degollado en mitad del bosque o en las sombras. Nada más.

Dándome por vencida, cerré el libro con un gruñido y recogí mis cosas para salir de allí antes de perder la cabeza por completo. No me di cuenta de lo silencioso que estaba todo hasta que el chirrido de la puerta de la sala de estudio retumbó por todo el edificio como si fuera una alarma antiincendios. Me resultó tan intimidante que tuve la necesidad de salir de allí lo antes posible y sin pensarlo dos veces, ni pararme a observar demasiado a mi alrededor, comencé a bajar las escaleras a toda velocidad para no pasar más tiempo del necesario a solas. Comprendí entonces que Meraki además de preciosa, podía ser escalofriante.

Había llegado ya al último tramo de escaleras cuando el rumor de una discusión me hizo frenar de golpe. Las voces venían del invernadero que había escondido a un lado entre la primera y la segunda planta. Era una pequeña terraza cubierta en la que Fontaine pasaba sus ratos libres, según me habían contado, y en la que se había encargado de crear el único lugar capaz de tranquilizarme en los días malos. Las paredes de cristal dejaban ver la armonía con la que la academia se integraba en el bosque, y ascendían para crear una bóveda que permitía ver el cielo estrellado y de cuyas vigas colgaban plantas con las flores más vivas que jamás hubiera visto y del mismo tono que las que decoraban el suelo a ambos lados del camino de baldosas que habían creado para adentrarse en el centro de la estancia. Más de una vez me había escondido en aquel sitio para ignorar las miraditas y las risas de los alumnos de la élite y empaparme de la paz que daba el invernadero. Pero en aquellos momentos, la paz era lo último que se respiraba allí.

Estuve tentada de darme media vuelta y hacer como si no hubiera oído nada, pero el sonido de un golpe seco y el de algo cayendo al suelo haciéndose pedazos me hicieron detenerme de golpe.

DESPERTAR (MERAKI I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora