Capítulo 6

206 8 12
                                    

Me despierto en mitad de la noche por un sonido ahogado. Salgo de la cama mirando a todas partes, pero todo parece en orden, tranquilo, hasta que diviso a Lev recostado sobre el escritorio y con la tenue luz de la lámpara iluminando su rostro.

"Así que sí duermes...", pienso, esbozando una sonrisa mientras admiro como sus facciones se realzan por la luz.

Mi sonrisa decae rápidamente cuando escucho de nuevo el jadeo y me doy cuenta de que el sonido lo hace Lev. Tiembla sobre el escritorio, retorciéndose con expresión asustada mientras habla en un idioma que no reconozco. Sacudo la cabeza volviendo en mí y me pongo el vestido antes de acercarme.

— Lev...

Sus ojos se abren ante mi llamada y parpadea, mirando en todas direcciones aterrorizado.

— ¿Dónde está Lizzy? — inquiere de inmediato con una agitación que nunca había visto.

— Tranquilo. — digo, cogiendo a la gata de su colchón en la esquina de la habitación y dejándola en los brazos de Lev.

Se abraza a Lizzy como si temiera que fuera a desaparecer de repente, calmándose lentamente conforme la acaricia, a lo que la gata responde frotando su cabeza contra la barbilla de su dueño hasta que termina lamiendo su mano, lo que parece hacer salir a Lev de su trance, y por fin me mira.

— Supongo que no puedo pedirte que olvides lo que has visto, ¿no?

— No diré nada. — prometo sonriendo ligeramente —. Ven, deberías sentarte.

Me hace caso y se sienta en el borde de la cama con Lizzy aún entre sus brazos. Miles de preguntas me golpean a la vez, pero sé que no es el momento de hacerlas y Lev tampoco querrá hablar de ello. Mantengo mi curiosidad al margen y me limito a observarle, sentándome a su lado.

— ¿Estás mejor? — pregunto.

— Sí, no es la primera vez que pasa.

— ¿Tienes pesadillas a menudo?

— Sí. Se repite la misma una y otra vez. — dudo si seguir preguntando, pero entonces él continúa —. Era un niño, tenía a Lizzy en mis brazos, apenas era un cachorro. Corro por el bosque tratando de escapar y... detrás, todos están muertos. Tal vez yo sea el siguiente y por eso tengo que seguir corriendo a pesar de la quemazón en mis pulmones. Pero sé que no puedo correr eternamente, sé que el terror acabará agotándome, sé que estamos solos y no tenemos donde ir...

— No te preocupes, solo ha sido una pesadilla. — Froto su espalda suavemente, en círculos, en un intento de reconfortarle.

— Ahora, es solo una pesadilla. — enfatiza con un suspiro y se me cae el alma a los pies.

— ¿Algo asi ha... sucedido?

— Fue hace mucho.

Su respuesta es escueta, no dice nada más y es suficiente, reprimo mis ganas de preguntarle, de invitarle a seguir contando. Sé que no es el momento.

— Lo siento, Lev. — murmuro.

— No, perdóname a mí por haberte despertado. Y por aburrirte contándote todo esto. Solo... necesito un segundo.

— Puedes tomarte unos cuantos. — Trato de sonreírle, pero no soy capaz.

Siento como su respiración se relaja hasta que por fin vuelve a su ritmo normal.

— Es curioso como Lizzy me cuida después de un sueño así. — comenta acariciándola mientras la gata se acomoda entre sus brazos —. No sé qué haría sin ella. Señorita Murphy, ¿cómo te las apañas?

Rey de ladronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora