Capítulo 17

175 6 38
                                    

No me sorprendo cuando atravesamos la puerta del ático y me encuentro con una réplica de los pisos anteriores, aunque la decoración, una vez más, es lo único distinto.

—La originalidad no es lo vuestro, ¿verdad? —Me burlo.

—Pero este no es igual. —Se defiende Remy, haciendo pucheros—. Enséñaselo, Lev.

Con un gesto, el Señor Ladrón me indica que le siga, y eso hago. Subiendo las escaleras que se encuentran en el interior del ático, lo cual es una novedad, llegamos a la azotea privada, que ofrece una lujosa vista de la ciudad de Hong Kong. Los altos y lujosos edificios ocupan el primer plano y tras ellos, el mar y las montañas se difuminan en la lejanía. Pero Remy tiene razón: este ático no es igual que los otros dos. La piscina acristalada de la azotea acapara toda mi atención.

—¿Sigues pensando que no tenemos originalidad? —pregunta con diversión.

—Vale, lo admito, es mejor que los dos anteriores. Pero sigue siendo una réplica por dentro.

Lev alza las manos a modo de rendición y vuelve a guiarnos escaleras abajo para poder deshacer las maletas. Empiezo a colocar la poca ropa que tengo en el armario mientras él esparce algunos planos, papeles y bolígrafos sobre el escritorio, una pequeña parte de lo que utilizará para organizar el próximo atraco a la perfección.

—He decidido que te dejaré utilizar la cama. —bromeo, acercándome a la mesa para impedir que se centre demasiado pronto en el trabajo—. Después de todo, eres mi...

—Ni se te ocurra llamarme novio. —Me advierte.

—¿Por qué? —No puedo ocultar la sorpresa en mi voz.

—Demasiado simple para nosotros. —sonríe.

—Entonces, busquemos una palabra en otro idioma. Puede ser en francés, no te escucho hablarlo desde que abandonamos París. —Cruzo los brazos, pensativa—. ¿Qué tal ma belle?

—Es muy parecido a como te llama Remy, no. Lo que tenemos será perfecto en todos los sentidos, así que nuestros apodos deberían coincidir. El ruso tiene muchas palabras que podrían gustarte, creo que...

Se calla de repente, su expresión cambiando en cuestión de segundos a una más apenada y sus hombros se tensan.

—¿Lev?

—¿Me crees peor por ello?

—¿A qué te refieres? —inquiero sin entender.

—Por haber rechazado vengarme por lo que le hicieron a mi familia. ¿Crees que Dimitri tiene razón y soy un cobarde? Siempre he creído que no tiene sentido preocuparse por cosas que pasaron hace tanto tiempo. Y tenía que enfocarme en mi nueva vida si quería sobrevivir por aquel entonces...

—Pues claro que no creo que seas peor por eso, Lev. Creo que te hace bien centrarte en tu vida de ahora, la que has decidido construir. Nadie puede juzgarte por tomar esa decisión. Ni siquiera Dimitri.

—Compañera.

—¿Qué? —La mente de Lev funciona tan deprisa que me he vuelto a perder.

—Compañera, del inglés, partner. Así es como podríamos llamarnos. Si te parece bien, claro...

—Me parece muy bien. —Siento el calor aumentar conforme mis mejillas se vuelven rojas, al pensar que esa palabra tiene varios significados, entre ellos, esposa—. Aun así, seguiré probando apodos dulces para ti, a ver cuál encaja mejor.

Nos lanzamos a las bulliciosas calles nocturnas de Hong Kong, tomándonos un tiempo para relajarnos antes de que el Señor Ladrón nos cuente todos los detalles sobre el atraco. Al menos la mayoría, ya que Reiko se ha quedado en el ático mejorando sus dotes de programación.

Rey de ladronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora