Energías adversas.

1.9K 122 121
                                    

Tinieblas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tinieblas...

Un bosque acompañado de tinieblas y un abrazo frío que a todo ser viviente que se encontrara en dicha zona, atemorizaba. Los árboles, sin ninguna sola hoja amarillenta o verde, no había manifestación de tonalidades vivas. Sólo el color negro que como mensaje de aquel lugar, reflejaba la soledad, amargura y una aflicción infernal que de el emanaban.

Y sí, allí estaba él otra vez...

Corría a prisa, observando a su alrededor y escuchando el siniestro cantar de los cuervos, junto a el murmullo sombrío del eco de voces en la profundidad del bosque.
No era la primera vez que visitaba ese lugar, ese eco que intentaba dejar atrás pero, aún así, tampoco sabía, ni por asomo, cómo diablos siempre terminaba en el mismo lugar, huyendo de la oscuridad. Era como si una fuerza sobrenatural dominara sus sentidos, logrando hipnotizarlo y atraerlo a esta tétrica zona.

"¡Detente!"
"¡No me dejes!"

Lo escuchaba. Podía escuchar el alarido espeluznante proveniente de una mujer a sus espaldas, arrastrando sus palabras con un dolor desgarrador.

"¡Ayúdame por favor!"
"¡Regresa!"

-¡Déjame en paz! - Gritó, oyendo en sí mismo, la cólera en su respuesta, sin atreverse a mirar atrás.

"¡No me dejes!"

-¡Basta por favor!- Suplicó.

Dicho esto, sacaba las últimas fuerzas físicas que tenía, para seguir corriendo, aún más fuerte, aún más rápido como si su vida dependiera de ello y así al parecer, era el caso. Estaba logrando ir más rápido, lo hacía de tal modo que, a medida de que avanzaba más, más lejos se escuchaba aquella voz, quedando entre el olvido de la poca escucha.

Su respiración estaba acelerada. Su respiración estaba completamente agitada, su corazón palpitando a mil por minuto y sentía como un torbellino se presentaba en sus piernas debido a la alteración de su cuerpo.

Estaba cansado, desfalleciendo sus piernas como tales gelatinas.

Corrió otro poco más antes de sentir que no podia más, logrando esconderse detrás de un árbol y dejando caer su peso por completo en el mismo, buscando un poco de soporte y sosiego. Se sentía débil, estaba cansado, no recuerda haber corrido así antes y mentalmente solo pudo preguntarse :

"¿Hace cuánto tiempo estuve escapando de aquella voz?"

Mira a su alrededor, lo sombrío lo cubre.

-Mierda... -susurra a la poca gracia, cerrando sus ojos con fuerza.

Debía calmarse.

Debía buscar la forma de salir con vida...

Silencio.

Se hizo en ese momento el silencio, oyendo los latidos de su corazón en la punta de sus orejas.

Entre versos de terciopelo. (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora