Me consumió tanto este amor, haciéndome ver ante mi Yahvé, como a un pecador. Te arrebataron de mi vida en una oscura noche sin luna. Y por ello la tristeza e impotencia, entre sus brazos me acunan. A mi me arrebataron de tu mente, mientras yo cuerd...
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La negrura de la noche había arropado la ciudad y el lacerante frío a quienes en ella habitaban. Fue un húmedo día y ahora, una húmeda noche. El infractor de tan baja temperatura, había sido la triste lluvia que alabó los cielos y la tierra con desfachatez y exasperación. Aún así, las estrellas del cielo, junto a la beatífica luna, aspiraban a resguardar a aquellos merecedores con su tenue y casto calor.
No obstante, sin importar la frialdad de la noche, el interior de aquel pecoso, ardía en llamas. Una sádica adrenalina deterioraba sus venas, sangre, y nervios, pues poseía un mar de preocupaciones el cual iba incrementando cada que sus llamadas lo enviaban al buzón de voz.
"Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible."
"Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible."
"Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible."
-Carajo. -musitaba caminando de un lado a otro. -¿¡Dónde mierdas estás?!
Habían pasado varias horas y aún no conseguía respuesta por parte del apuesto altivo. Muchos pensamientos acribillaron a su mente, haciéndole creer lo peor.
-Hyunjin por favor... responde, responde. -suplica en alta dicción, con un alterado resoplido.
"Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible."
-¡Santo cielo! -lanza el móvil a su cama antes de dejarse caer en el colchón.
Coloca sus manos a cada lado de su cabeza ahora observando el blanco tejado.
Dios...
Definitivamente, y en estos momentos, se podía confirmar que la estabilidad emocional de Lee Felix, dependía completamente de Hwang Hyunjin.
Lo cual, no daba señales de ser algo benévolo...
Sí Hyunjin no estaba a su lado, la ansiedad y zozobra se adueñarían de su naturaleza.
Entonces... ¿qué será de Lee Felix cuando...?
-... ¿Qué estarás haciendo?... -las lágrimas comienzan a caer, desapareciendo en sus diminutas orejas.
No paraba de observar el blanco tejado, a la vez que intentaba formar respuestas claras del porque de su ausencia.
Algo ha de estar ocurriendo con Hwang.
¿Qué otra cosa podía pensar?
Es decir, su auto estaba frente a su hogar cuando llamó a su puerta en múltiples ocasiones y nunca le consiguió. Su móvil, no había hecho más que enviarle al buzón de voz en cada intento fallido. Sí, existía la posibilidad de que pudiera estar dormido, pero... ¿por tantas horas?
El pecoso, incluso comenzó a tener pensamientos lastimosos...