VEINTIOCHO

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Arian

Cazzo. Odio todo esto, esta maldita situación. Mi padre y mis tíos están interrogando a todos los guardias de seguridad, ninguno vio nada. ¿Cómo no pudieron ver nada? Mi marido corre peligro y estos inútiles no vieron nada. He dejado a Danilo en nuestra habitación con los hijos de León e Ivanna. Por supuesto que he dejado a Pittore custodiando la puerta. Algo dentro de mí grita que hay un traidor más. ¿Pero quién? Debe ser alguien que tenga acceso a las cámaras y a la puerta principal. Tenemos a cincuenta hombres, sólo en la parte delantera, custodiando la casa día y noche. Otros cien están esparcidos por todo el terreno del viñedo. Son demasiados para interrogarlos uno a uno. Necesitamos hacer algo para pillar al traidor.

-¡Quiero las putas grabaciones y las quiero ya!- grita el tío Alessio- Un sólo error más y os mato a todos. Si algo le llega a pasar a mi familia pagaréis todo.

Salimos de la sala de seguridad. Mi tío pasa su brazo por encima de mis hombros.

-Lo encontraré para ti, principino. Y cuando lo haga, podrás hacer con Luca todo lo que quieras.

Asiento. La rabia arde en mis venas, quiero atrapar a ese cabrón y hacerle pagar por todo lo que ha hecho y está haciendo. Voy de vuelta a la habitación con Danilo y mis sobrinos. No me gusta dejarlo tanto rato solo. Mi pulso se acelera cuando veo a Pittore en el suelo inconsciente. Corro hacia él, no contesta. Entro rápidamente en la habitación, el llanto de las niñas es fuerte. No hay ni rastro de Danilo ni Kassius. La ventana que da a la parte trasera del viñedo está abierta, me asomo para ver una escalera apoyada. Alguien ha entrado por aquí. Saco el móvil del bolsillo de mi pantalón, marco el número de Amato.

-Ordena a todo el mundo que busque a Danilo y a Kassius por todo el viñedo, han desaparecido. Alguien ha entrado en nuestra habitación y se los han llevado. ¡Quiero la cabeza de quien estaba vigilando por las cámaras y el terreno circundante!

-Estoy en ello.

-Envía al médico, Pittore está inconsciente.

Guardo el móvil, maldita sea.

-¡Cazzo! ¡Hijo de puta!

Paseo de un lado a otro de la habitación. Se los han llevado a los dos. Mi padre entra en la habitación a trompicones.

-¡Se los han llevado!- grito.

-Tus tíos se están encargando de los guardias.

-¡Quiero sus cabezas papá!

-Las tendrás.

Mi tía Génesis y mi madre entran en la habitación, toman a las niñas en sus brazos. Ni siquiera me he dado cuenta de atenderlas.

-Papá- sollozo.

Mi padre me abraza por la cabeza.

-Lo encontraremos, hijo, te juro que lo haremos.

Las horas pasan, pasan muy lentas. Ha oscurecido. Mis manos, mi ropa, mi cara, incluso mi pelo, están llenos de sangre de todos los hombres que he matado. Ninguno vio nada, por supuesto que no vieron nada. No sé si eran traidores o simples inútiles, pero ya no están en este mundo.

-¡Arian!- Amato me llama desde fuera del cobertizo- ¡Arian!

-Hijo...

-No quiero hablar con nadie.

-Iré yo- dice mi padre.

Miro a los ojos al siguiente guardia, me suplica clemencia.

-Habla- ordeno.

ARIAN #4 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora