Bruno cree que es un chico común con bastante mala suerte hasta que aparece Lorenzo y lo sumerge en un mundo donde los superhéroes son reales y luchan por mantener la paz en los cuatro mundos.
*Todos los personajes de esta historia tienen más de 18...
"¿La curiosidad mató al gato o el gato se dejó matar por la curiosidad?"
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— ¿la verdad?- miré hacía arriba con atención. La voz parecía estar en todas partes pero en ninguna a la vez.
— sos una simple herramienta- y comenzó a reírse como si estuviera fuera de sí. La risa me dio escalofríos.
— ¿de qué demonios hablas? ¡¿Acaso en este lugar no hay nada normal?!- exclamé enojo. Apenas llevaba un mísero día y ya habían pasado miles de cosas, una más extraña que la otra.
— ya lo sabrás- continuó la voz. Se oía lejana.
— ¿Qué tengo que saber?- pregunté con furia.
— ¿estás bien Brent?- di un salto del susto y me encontré con Aurelio, el chico de las computadoras. Me miraba raro.
— soy Bruno- dije seco.
— disculpa, los nombres no son lo mío. ¿Qué haces aquí?.
— emm... Buscaba un lugar para estar tranquilo.
— ¿con quién hablabas?- repasó la habitación con la mirada habitación y al ver qué estaba solo, levantó una ceja.
— solo- mentí- ya sabes... Me encanta hablar conmigo mismo. Es como una ¿Introspección?, Sí… ¡eso!... ¡Una Introspección!
— si, yo... Solo voy a comprobar que Operadora 3.0 reciba su actualización- fue hasta un control pegado a la pared y enchufó su Tablet.
— creo que mejor te dejo solo…¡No quiero molestar!
— no... No me molesta tu compañía.
— ah. Okey.
Y nos invadió un incómodo silencio.
— es una casa muy grande- dije para romper el hielo.
— si, lo es. Debe ser un cambio muy grande para ti.
— lo es. Nunca imaginé que esto existía. ¿Gente controlando el agua?... ¡Parece imposible!.
— hay muchas más sorpresas por aquí Bruno- dijo sin mirarme, concentrado en su tablet.
— ¿tu tienes poderes?
— no, solo manejo las redes. Soy un buen hacker.
— entiendo- confieso que me decepcionó un poco.
— ¡listo!- dijo y acto seguido se dirigió hacia la puerta- seguiré haciendo mi trabajo, te dejo en lo que estabas - desapareció por el pasillo.
Me tomé unos segundos para procesar todo el asunto y decidí volver a mí cuarto. Lorenzo estaba recostado en su cama leyendo un libro. Al verlo solté un bufido. No estaba de humor para soportar su trato.