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La casa había quedado silenciosa

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La casa había quedado silenciosa. Eran las tres de la mañana y recién se acababa la fiesta de cumpleaños de Marina. Habían venido tantas personas que perdí la cuenta sobre cuántos chicos me sacaron a bailar. Confieso que las fiestas no son lo mío. No estoy hecho para la espontaneidad. Más de un chico intentó robarme un beso y no me dejé. Apenas lo conocía y ya intentaban comerme la boca. Creo que para un beso necesito algo más de confianza.

Dejé el patio y entré a la casa. La sala era un desorden. Decidí irme a dormir porque estaba exhausto, caminé por los pasillos de la casa como un zombi hasta encontrar mí habitación.

Debí golpear antes de entrar. Si lo hubiera hecho no me hubiera sorprendido lo que encontré.

Lorenzo estaba teniendo sexo con dos chicas. Al oír la puerta ni se inmutaron y siguieron con lo suyo. Salí corriendo con un nudo en la garganta.

Me senté frente al estanque y comencé a llorar. La imagen me había dejado una extraña sensación en el pecho. Me sentía vacío, traicionado y muy dolido.

Maldito Lorenzo, debió ser parte de su juego. Me vio la cara. Me enamoró para luego dejarme, era su plan desde el principio.

Decidí caminar un rato para calmar mí mente. No le iba a dar la satisfacción a Lorenzo de verme llorar como un niño por él. Avancé en dirección al bosque hasta que oí una voces.

— tengo una habitación en la casa ¿Sabías?- era Bek.

— no me aguanto hasta allá, quiero tenerte ya- la segunda voz sonaba áspera como sí su boca estuviera cargada de dientes.

— mmm. Nos pueden ver... Espera a estar adentro- miré por entre las ramas que estaban cerca de la casa pequeña que había al final del patio y ví a Bek a los besos con El alfa Keller. Al parecer se habían reconciliado.

Seguí por un sendero que daba al interior del bosque. No sabía muy bien hasta donde llegaba pero me daba igual. Necesitaba aclarar mis ideas y reunir el valor para demostrarle a Lorenzo que no estaba para nada afectado.

Caminar me da paz. Cuando era niño y me sentía enojado con la vida caminaba por el campo para calmarme. Siempre me funcionó bien. Bueno, hasta ahora, mí cabeza no dejaba de pensar en Lorenzo.

Me daba un ataque de ira saber que estaba disfrutando la noche mientras yo caminaba por el bosque como un alma en pena por él.

Maldito Lorenzo.

— ¿ella está bien?- oí la voz de alguien. Me acerqué para ver de quién se trataba. Marina estaba sentada sobre una roca hablando por teléfono- ¡quiero oír su voz!.

Sentí sus pensamientos y era un perfecto caos. Estaba confundida y aterrorizada. Decidí alejarme. Lo que menos necesita Marina es que yo intenté ayudarla con todo el problema Lorenzo envolviéndome. Desastre con desastre siempre termina mal.

Espectros, Amores y Fantasmas (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora